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Y volveremos a los bares

Sebas, de la cafetería Montgre, y Cristian Cid, de El Lío Urban Bar.
photo_camera Sebas, de la cafetería Montgre, y Cristian Cid, de El Lío Urban Bar. En el texto, David Soto, de Auriga Gastrobar, y Luis Conde, de la Cafetería Hostal La Rotonda.
Bien decía Jorge Luis Borges en su “Soneto del vino”, que la bebida, “en la noche del júbilo o en la jornada adversa/exalta la alegría o mitiga el espanto”. Seguro que muchos ourensanos están abocados a esta tarea de mitigar el espanto en el confinamiento al que obliga el coronoavirus. Pero para que lo hagan bien, conciudadanos expertos en estas lides hacen sus recomendaciones.

Tomo y obligo, mándese un trago/ Que hoy necesito el recuerdo matar/ Sin un amigo, lejos del pago/ Quiero en su pecho mi pena volcar/Beba conmigo y si se empaña/ De vez en cuando mi voz al cantar/ No es que la llore porque me engaña/ Yo sé que un hombre no debe llorar”, dice la letra del tango “Tomo y obligo”, que más que una invitación a beber de Carlos Gardel parece una imposición del COVID-19 en tiempos de confinamiento.

Si España es el país con más cantidad de bares por habitante, Ourense en particular tiene más bares por habitante que las otras tres capitales gallegas, según datos de la Federación Española de Hostelería. Y, acaso porque los ourensanos no pueden ir de bares, aumentó en forma considerable la compra de bebidas alcohólicas en los supermercados. Sobre qué beber y cómo y con quién en este extraño presente lo recomiendan quienes antes de la aparición del virus tenían en sus bares y cafeterías casi su hogar y ahora están consternados por lo que vendrá una vez que pase la pandemia. Porque algún día pasará.

Sebas (Cafetería Montgre)

La situación ahora mismo es crítica para los bares y los restaurantes, que lo tenemos y lo tendremos más difícil que el resto. Vamos a tardar mucho en recuperarnos. Pero, por otro lado, hay que ver la situación con los ojos abiertos, porque somos España y no nos van a quitar las cañitas y los pinchitos. En mi caso, la parte positiva de todo esto es que revierte para bien en la familia. Yo me encuentro haciendo una rutina familiar que antes no podía porque los que trabajamos en hostelería tenemos unos horarios que es difícil compatibilizar. Y ahora hago la vida que hace una persona normal. La bebida de la que disfruto es la cervecita: la cervecita del mediodía como aperitivo, la cervecita de la tarde y la cervecita de la noche. Y siempre con la familia, hablando de tantas cosas que antes no podíamos hablar por falta de tiempo. Estoy disfrutando de la cervecita en familia y recomiendo este plan.

Cristian Cid Iglesias (El Lío Urban Bar)

El presente no lo veo muy bien porque hay mucha gente que no se lo está tomando en serio. Hay chavales que van por ahí, que desde donde vivo los veo, y me parece que es de una total irresponsabilidad, porque hay que pensar en la gente mayor y apoyarlos como grupo de riesgo que son. Yo espero que al final salga todo bien pero también soy consciente de que cuando todo esto acabe, que igual falta mucho, habrá que tener muchas precauciones sobre todo en el sector de la hostelería. Si bien por ejemplo no tendría problema en llevar mascarilla cuando todo esto acabe también me bebería un buen daiquiri de fresas de la casa. Y voy a invitar.

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Luis Conde Novoa (cafetería hostal la rotonda)

No nos queda otra que aguantar y tan pronto esto pase y se pueda abrir habrá que hacer algo para atraer a la gente, porque todos van a estar reticentes a la relaciones sociales, a alojarse, a reunirse en un café o en un bar. Va a costar bastante; yo creo que hasta Navidad no estaremos normalizados. Pero también sé que nos están extrañando. La gente extraña un café bien preparado por ejemplo. Y para estos días de confinamiento yo recomendaría un cóctel sin alcohol como es el San Francisco: sano y apetecible.

David Soto (Auriga gastrobar)

El enemigo común, que en este caso es el virus, debería servir para que nos unamos todos y no para tirarnos dardos como está pasando con Holanda en la Unión Europea o como pasa también a nivel nacional. En el caso de la hostelería, cuando todo esto pase trabajo no nos va a faltar, pero en tanto es duro, hay mucha gente que se está quedando sin trabajo. Pero hay que ser optimistas y pensar que el bar es un lugar de socialización imprescindible para la mayoría de la gente. Y los camareros somos como de la familia en Ourense, a todos nos llaman por nuestro nombre como si fuéramos amigos. O, incluso, muchas veces lo somos. Porque se termina dando esa relación, que ya volverá porque la necesitamos. Y mientras pase esto y también para celebrar cuando termine recomiendo tomarnos un buen Mencía de la Bodega Dominio do Bibei. 

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