Entrenamiento poscovid

El ejercicio después del covid, ¿es peligroso? Pues los estudios recientes muestran que incluso en deportistas de alto nivel el riesgo es bajo, pero no nulo

Han pasado dos años desde la declaración del Estado de Alarma por la llegada del virus a nuestras puertas. En nuestra casa, por suerte y hasta ahora, nos hemos librado del ataque del “bicho” a nuestros sistemas inmunes. Supongo que dicha resistencia ha sido fruto de tener mucha precaución en nuestras reuniones, a un correcto estilo de vida y seguramente al factor suerte. 

El ejercicio y la alimentación son un factor importante para que la enfermedad provocada por el virus tenga un menor impacto en nuestros cuerpos. Si la habéis pasado, la alimentación es algo que tendremos que adaptar a nuestra sintomatología, pero sin grandes cambios, pero el ejercicio es algo que debemos tomarnos con cierta precaución. 

El ejercicio después del covid, ¿es peligroso? Pues los estudios recientes muestran que incluso en deportistas de alto nivel el riesgo es bajo, pero no nulo. 

El riesgo aumenta cuanto más fuertes fueron los síntomas o si hubo hospitalización, y también cuanto más intensa sea la actividad practicada. Por lo tanto, el control médico viene determinado por el nivel de sintomatología

Si se ha sido asintomático o con una infección leve, puede no ser necesario un control médico, pero teniendo o no patologías previas no estaría de más un examen físico, un electrocardiograma y, en caso de dudas, ampliaríamos las pruebas con un ecocardiograma y una prueba de esfuerzo.

Para personas que hayan tenido una infección moderada-severa (con hospitalización), aparte de los controles anteriores, puede ser necesaria una analítica de sangre y un monitor portátil con electrocardiograma (Holter), sobre todo si se sospechara de infección cardiaca (miocarditis). Es muy importante determinar dicha afección, ya que hacer ejercicio en presencia de miocarditis se asocia con un mayor aumento en la mortalidad. La mayoría de los datos que se tienen de miocarditis son de pacientes con infecciones severas, en los que 4 de cada 10 desarrollaban dicha inflamación en un tiempo medio de 71 días desde el diagnóstico. 

Así que partiendo de una sintomatología leve y con los controles previos en la mano, se aconseja, un reposo mínimo de 10 días y estar al menos una semana asintomático antes de retomar actividades en 4 fases.

Recomendamos pasar siete días (fase 1) en actividad de intensidad extremadamente ligera, incluyendo ejercicios de flexibilidad y respiración, mientras la persona se sienta capaz de hacerlos, seguidos de otros siete días (fase 2) incorporando actividad de intensidad ligera, como caminar y yoga ligero, con incrementos graduados de 10 a 15 minutos por día en el mismo nivel de intensidad, mientras pueda tolerarse.

En la fase 3 podemos progresar a actividades de movimiento más desafiantes, según la capacidad previa a la enfermedad. Estos pueden incluir intervalos de dos bloques de actividad como caminar a paso ligero, subir y bajar escaleras, trotar, nadar o andar en bicicleta separados por un bloque de recuperación. No debemos sentir que el ejercicio es “duro” y sugerimos trabajar con intensidad moderada (que no quite el aliento y que podamos mantener una conversación). La fase 4 implicaría un movimiento más complejo que requiera coordinación, fuerza y equilibrio, como correr, pero con cambios de dirección, pasos laterales, movimientos y circuitos con ejercicios de peso corporal, pero nuevamente sin que se sienta duro.

A partir de esta fase, ya deberíamos estar en una situación física previa a la infección de covid y si nada nos los impide, volver a una nueva normalidad de entrenamientos, escuchando siempre a nuestro cuerpo y valorando hasta donde puede llegar sin hacerse daño. 

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