Consejo

Motivación

Ejercicio y motivación son la mezcla necesaria para cultivar una buena salud tanto física como mental

Hace unos días, tuve la oportunidad de guiar a 5 grupos de 15 personas en unos talleres de movimiento, en los que desoxidamos el cuerpo, realizamos diferentes ejercicios para activarnos y, en ciertos momentos, hablamos. En un porcentaje altísimo de los asistentes que no practicaban ejercicio de forma habitual, todos tenían un nexo en común, y esa era la falta de motivación.

Cada grupo estaba formado por diferentes perfiles, pero podemos decir que oscilaban en un rango de edad de los 20 a los 50, con diferentes puestos de trabajo y con distintos quehaceres en cada puesto. Lo sorprendente, para mí, era que los rangos de edad más jóvenes eran a los que les faltaban motivos y motivación para hacer ejercicio. A los que tenían una vida con más experiencia y más condicionantes internos (como los hijos), la falta de tiempo era la excusa más recurrente.

La falta de motivación no es fácil de contrarrestar. A muchos no les gustaban las salas de máquinas, las cuales eran aburridas. A otros las clases colectivas o las masificaciones. Unos clamaban que salir de trabajar después de tantas horas, lo único que les apetecía era tirarse en el sofá o tomarse algo con los amigos/as. El motivo más grande para realizar alguna actividad física ya os los puedo poner yo encima de la mesa, la salud. Salud para estar más activos y enérgicos. Salud para no tener problemas físicos derivados de un tono muscular pésimo. Salud para que nuestro corazón lata fuerte todo el tiempo que pueda. Salud mental, porque gracias a la actividad física podemos liberar mucha tensión y estrés. Salud para ver a nuestra familia crecer…

Tenemos que encontrar algo que nos haga disfrutar. Si pensamos cuando éramos pequeños, la actividad física que realizábamos era un juego. Y corríamos, saltábamos, andábamos en bicicleta, patines y andábamos como locos. Pero como era un juego, no nos costaba nada. Si aún no habéis encontrado vuestro hueco en el deporte, haced una retrospectiva a la niñez o adolescencia. Seguro que encontráis algo que podéis extrapolar al presente. Si os gustaba bailar, las ofertas actuales son infinitas. Si en el agua estabais como peces, pues buscad un sitio donde nadar. Si unos patines son los que te hacían madrugar un sábado para ir a sentir el aire en la cara, vuelve a sentirlo después de todos estos años.

Sobre todo, lo que yo aconsejo, es que hagamos del deporte algo variado. Como no me gusta comer todos los días pollo, patatas y ensalada, pues con el deporte siento lo mismo. Un día voy a correr a mi ritmo, otro un paseo en bicicleta y a los dos días hago un entrenamiento funcional en casa. Si tenéis la opción de estar en un gimnasio, pues más de lo mismo. Un día hacéis unas pesas, otro una clase de spinning y para terminar la semana hacéis unos largos en la piscina, por ejemplo.

Lo importante es que tenéis que poneros una diana en la que el centro sea la salud. Y así, cuantas más flechas lancemos, más opciones tendremos de acertar. Pero si no ponéis una diana, da igual las flechas que lancéis que siempre chocarán con la pared.

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