El balcón de Julieta se alquila para bodas

En estos tiempos difíciles, las personas buscan dinero hasta debajo de las piedras, aunque sea negociando con el amor y el romanticismo. Y es que el antiquísimo balcón en el que, según el dramaturgo inglés William Shakespeare, Romeo cortejó a Julieta, ha salido al mercado del alquiler. A partir del próximo mes, alquilarán este símbolo del romanticismo para albergar bodas.

FAX PRESS

Publicado: 15 mar 2009 - 13:10 Actualizado: 10 feb 2014 - 23:40

La Casa Di Giulietta (la casa de Julieta) está en el corazón de Verona y, según la leyenda, alguna vez fue la residencia de la familia Cappello, posiblemente la fuente de inspiración de Shakespeare a la hora de crear a la familia Capuleto que protagoniza, junto con la Montesco, una de sus obras más famosas.

Las autoridades de Verona, el escenario en el que transcurre la trágica historia de los dos amantes más famosos del mundo, quieren promocionar la ciudad italiana explotando el filón del romanticismo. Y aunque algunos historiadores señalan que hay muy pocas evidencias que respalden la suposición de que el balcón de este edificio del siglo XIV se corresponda con el descrito en 'Romeo y Julieta', lo cierto es que es una de las principales atracciones turísticas de la Verona.

Entre 600 y 1.000 euros

De esta forma, a partir de abril, cualquiera podrá alquilar este balcón de piedra símbolo del amor y la pasión para celebrar en él su enlace matrimonial. Pero, antes de apresurarse a reservar el lugar para la fecha escogida, deténgase a pensar en el precio, especialmente, si no reside en la Unión Europea. Sólo la reserva del balcón le costará 600 euros, y 1000 si viene de fuera. Para las autoridades de Verona, eso es lo que vale casarse en el sitio perfecto para el amor y el matrimonio.

Pero, antes tenga en cuenta dos cosas: las normativas italianas de seguridad y protección del mítico edificio para su conservación, muy probablemente no permitirá que los Romeos modernos escalen la pared para poder llegar a donde sus Julietas para emular al personaje literario. Además, no conviene olvidar que la inmortal obra de Shakespeare no tiene un final feliz.

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