Síndrome de la cara vacía, el temor a quitarse la mascarilla

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Los psicólogos perciben en adolescentes un sentimiento de inseguridad al mostrar el rostro

El “síndrome de la cara vacía” puso en alerta a psicólogos y pedagogos, que perciben en los adolescentes un sentimiento de inseguridad a quitarse la mascarilla porque les ayuda a estar más cómodos en “su yo” y “temen ser rechazados o no ser aceptados del mismo modo por sus iguales, que son tan importantes para ellos”. Así lo explica la directora de la Fundación Nuevas Claves Educativas y Máster en Orientación Familiar de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), María Campo Martínez, quien analiza el impacto que quitarse la mascarilla “está suponiendo en la autoestima de los más jóvenes” y cómo abordarlo por profesionales y padres.

El “síndrome de la cara vacía” lo sufren, sobre todo, los adolescentes, a quienes, al inicio de la pandemia, relata, “costó sensibilizar de la necesidad de utilizar la mascarilla frente al covid-19 porque pensaban, por rebeldía, que no tenían peligro de contagio”. En vísperas de retirarse la mascarilla en interiores salvo en centros sanitarios, sociosanitarios y el transporte público, una medida que aprobará hoy, el Consejo de Ministros, psicólogos y pedagogos “apreciamos un temor en los adolescentes y más jóvenes a retirarla de sus rostros”, explica esta especialista desde su experiencia profesional.

Durante la pandemia, la mascarilla en la adolescencia supuso “una barrera más, de las que muchos jóvenes tienen para poder cubrir o tapar posibles cambios físicos que sufren”, como el brote del acné, el vello en la cara o el aparato de ortodoncia, unos cambios que “les cuesta tanto asumir y que la mascarilla, de alguna forma, ha servido para cubrir”. 

El aspecto emocional

De otro lado, también subyace el aspecto emocional o más psicológico, ya que “muchos adolescentes, a esa edad, están creando su identidad, reconociendo su interior y aceptándolo”, y a “los más introvertidos, más tímidos y más inseguros-prosigue-la mascarilla les ha servicio un poco de protección”. El hecho de quitársela “les supone una dificultad, especialmente añadida, mucho más que, simplemente, un aspecto físico”.

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