Cada 19 de enero, la villa caldelá se inunda de magia con su espectacular “Festa dos Fachós”. Esta tarde, con la caída del sol, el pueblo de Castro Caldelas celebrará su procesión. “Entre o lusco e fusco as campás da igrexa comezarán a repicar dando inicio á procesión dos fachós, e non cesarán ata que remate a mesma coa queima do fachón, momento no que a festa tamén tocará o seu fin” puntualiza Sara Inés Vega, alcaldesa de Castro Caldelas.
Una tradición que se remonta en el tiempo, 271 años celebrándose; tan solo el covid truncó su celebración en el 2021. “Podemos decir que da o sentido polo que celebramos a procesión e polo que existen os fachós, foi unha peste ou pandemia e a pandemia foi a única que conseguiu o ano pasado que non se celebrase, por elo este ano os fachós serán a nosa reivindicación ao fin da pandemia. Pedimos que cese esta ‘peste’ actual” apunta Sara Inés Vega.
El indultado San Sebastian de paja.
Al igual que no se hizo el año pasado, los “fachós” no se celebrarán este año, pero desde el concello sí se organiza una procesión para los vecinos en la que una gran antorcha de paja prendida, de unos 35 metros de longitud, presidida por el San Sebastián de paja, recorrerá las calles de la villa pidiendo el fin de la pandemia.
“O ano pasado estivemos de luto total nos fachós e este ano esperemos que co fume purificador celebremos o fin da pandemia. É para os veciños de Caldelas, pois queremos evitar as aglomeracións, a seguridade ante todo” subraya la alcaldesa. “Este ano tan só hai 60 fachós individuais para acompañar a procesión, mentres outros anos eran entre 500 ou 600 e mesmo 800 se a festa caía a sábado”.
Esta fiesta antropológica, cuyos orígenes datan posiblemente desde 1763, cuando una peste azotó la comarca de Caldelas, comienza casi año y medio antes y con mucho trabajo, cuando los vecinos siembran el centeno por el mes de septiembre, que recogerán posteriormente en julio del siguiente año para poder elaborar el fachón en enero, todo ello manual y artesanalmente.
La celebración es de las más antiguas que constan por escrito en Galicia y tan solo ha dejado de celebrarse el pasado año. Relata la alcaldesa que en todo este tiempo la fiesta fue creciendo y cientos de antorchas recorrían la villa, pero hace años era una gran antorcha por pueblo llegando a competir entre los vecinos demostrando cuál era el fachón más grande y bien hecho.
