Reportaje

San Xoán de Río adelantó la entrada del año a las 20:22 horas

Los vecinos de Río tomaron las uvas varias horas antes (BRAIS LORENZO / EFE)
photo_camera Los vecinos de Río tomaron las uvas varias horas antes (BRAIS LORENZO / EFE)
Con el objetivo de darse a conocer adelantó las campanadas medio minuto por cada habitante censado en el municipio

San Xoán de Río adelantó la entrada del año para darse a conocer e hizo que las campanas de su iglesia tocasen este 31 de diciembre a las 20:22 horas, exactamente 218 minutos antes de la entrada oficial del nuevo año. Medio minuto por cada censado en ese municipio.

"Por primera vez" el ayuntamiento ha saludado al 2022 con más de tres horas y media de antelación para “visibilizar” la problemática de la denominada “España vaciada”, marcada por el envejecimiento y el despoblamiento a lo que hay que sumar el éxodo de los jóvenes, comenta a Efe el regidor de la localidad, Xosé Miguel Pérez Blecua.

Cada campanada respondió a una medida para que los pueblos puedan prosperar y romper con la brecha digital y convertirse en un “referente tecnológico” y un ejemplo de digitalización a través de una comunicación más accesible en el rural para sus habitantes.

Las principales demandas pasan por más servicios para el rural, como aulas y extraescolares online, un mayor acceso a la formación no presencial, movilidad a bajo coste usando las nuevas tecnologías, permisos digitales, telemedicina pensando en las personas mayores, sobre todo, para aquellas que viven solas y también facilidades de acceso al ocio y cultura digital.

Con apenas 561 habitantes, el municipio de San Xoán de Río es uno de los más envejecidos de Galicia y en los últimos años se ha visto abocado a la pérdida de servicios básicos. “La mayor parte de servicios que teníamos cerraron”, exponen los vecinos de esta localidad que, en los años cincuenta, llegó a superar los tres mil habitantes (3.332).

En la actualidad, apenas se ve gente por la calle y la mayor parte de servicios han cerrado por la falta de demanda. No hay centro educativo ni tampoco sucursal bancaria. Únicamente queda una ferretería que hace labores de ultramarinos, además de una farmacia y un bar contado.

Para estudiar y hacer una compra grande, sus vecinos tienen que desplazarse una distancia de 15 kilómetros hasta llegar a las localidades más próximas, como Trives, Castro Caldelas o Quiroga. Lo mismo ocurre con las actividades extraescolares, donde las dificultades se agrandan, al no haber bus fuera del horario escolar.

“Cuando yo era pequeño éramos tres mil vecinos, ahora apenas quedamos 500 y la mayoría, mayores. De las trescientas explotaciones ganaderas que había, quedan quince y sólo tres, con menores de treinta años”.

Es la reflexión que arroja Blecua, quien confía en que este acto sirva de “llamada de atención” y se destinen fondos para poder revertir la situación de estas zonas.

En la actualidad, la media de edad de San Xoan de Río es de 63,5 años, según los datos del Instituto Galego de Estadística (IGE). Esto significa que, por cada menor de 20, nueve personas ya cumplieron los 65, lo que eleva el índice de envejecimiento hasta un 915,65 %.

Además tan sólo diez personas son menores de 16 años (2020) y apenas hay ocho vecinos por kilómetro cuadrado. Es un ejemplo más de lo que se conoce como la “España vaciada”.

Al frente del mismo, su regidor Xosé Miguel Pérez Blecua, ingeniero de telecomunicaciones que llegó a la Alcaldía con una candidatura independiente, tras abandonar el BNG y Anova y fichar por el PP, ha pedido para este nuevo Año “soluciones digitales” contra el reto demográfico.

Por el momento, este ayuntamiento encabeza varias iniciativas que persiguen revitalizar estos territorios, más despoblados y afectados por el declive demográfico. “En muchos pueblos todavía no llega la cobertura ni internet. Creemos que la fibra óptica debería llegar a todos los pueblos, que hay que apostar por el tema digital”, expone.

Por el momento, el ayuntamiento ya tiene dos proyectos en marcha para este próximo año: Aldealista (una aplicación para que la gente descubra las aldeas) y otro para una Comunicación Accesible Rural (CAR).

Ideas no faltan. Desde sensores para que las personas mayores que viven solas puedan avisar si les pasa algo a una plaza inteligente con puntos de acceso de internet, bancos inteligentes digitales o puntos de recarga de vehículos eléctricos.

“Es necesario un cambio de mentalidad; de lo contrario, todo quedará abandonado”, concluye el regidor.

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