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Los apicultores de montaña rematan una mala campaña

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photo_camera Colmenar ubicado en un monte del Concello de O Barco de Valdeorras.
Auguran una producción irregular, aunque será mejor en las colmenas situadas en los valles

Los apicultores trashumantes, que transportan las colmenas de un lugar a otro, se enfrentan a una cosecha muy escasa en las zonas más altas. "A producción non subirá dun 60 % da dun ano normal. Na zona baixa foi un pouco mellor que o ano pasado", explica el productor de A Rúa Elías Álvarez Nogueira.

Sus cálculos no van desencaminados. La presidenta de la Indicación Xeográfica Protexida Miel de Galicia, Esther Ordóñez Dios, explicó que los productores con colmenares en las zonas altas apenas pudieron aprovechar el mielato del carballo: "Non se puido aproveitar case nada". Fundamentalmente, la mala campaña es consecuencia de unas condiciones meteorológicas adversas, con un frío inusual durante el verano, es justo lo contrario que precisa el árbol. "Case non houbo verán", comentó.

En todo caso, la IXP Miel de Galicia, que aglutina a 350 productores, prevé cualificar en torno a las 600 toneladas de miel. El dato supera al de 2018, considerado un mal año, en el que fueron cualificadas aproximadamente 500 toneladas. Aquí, es obligado aludir al crecimiento de la entidad y al aumento del número de apicultores inscritos. "Os productores apostan polo produto de calidade, polo seu recoñecemento", explicó Esther Ordóñez.

Un buen número de estas incorporaciones proceden del mismo lugar: el Concello de A Veiga. El número de colmenas se disparó en solo tres años, pasando de 100 a 1.600, fruto de un programa promovido por el Concello que gobierna Juan Anta Rodríguez. Este aumento es consecuencia del mayor número de apicultores, que si en 2016 apenas eran cuatro, hoy en día, se aproximan a la veintena y todos ellos se incorporaron a la IXP en las últimas semanas.

Las bajas temperaturas del verano impidieron aprovechar el mielato del carballo

Las tierras altas de A Veiga acusaron fuertemente las bajas temperaturas estivales, posibilitando que en algunos colmenares, la producción cayese por debajo del 50% de la de 2018. Las previsiones del Centro Apícola de Prada hablan de una producción aproximada de 6.000 kilos. El volumen es considerablemente superior al de 2018, pero por la citada incorporación de nuevos apicultores.

En Viana do Bolo, un buen conocedor de la apicultura Jesús Vizcaya, atribuyó el descenso de la producción "ao cambio climático".


Alianza de la velutina y el avispón local


Otro factor que está influyendo en la producción de miel reside en los ataques de otros insectos. Los apicultores pusieron a la Vespa velutina en su punto de mira, iniciando una campaña de trampeo que permitió eliminar 800 reinas en la zona de Valdeorras, según el dato que facilitó Armando Rodríguez, presidente de la Asociación Valdeorresa de Apicultores. Subrayó que esta labor impedirá la formación de otros tantos nidos. Sin embargo, este año, la avispa asiática se vio relegada a un segundo plano.

Una especie autóctona, el avispón o Vespa crabro multiplicó su población, llegando a convertirse en una serie amenazada para las abejas.  "Hai colmeas nas que se ven as dúas, a velutina e a crabro", explicó el apicultor Elías Álvarez. "Están facendo unha escabechina nas colmeas este ano", corrobororaron desde el Centro Apícola de Prada, en A Veiga. En la IXP Miel de Galicia también son conscientes de la amenaza del avispón. "A climatoloxía inflúe", comentó su presidenta, Esther Ordóñez. Atribuyó la multiplicación de ejemplares a la climatología, si bien, entre los productores también se plantea que pudo existir cierta relajación en la lucha contra la Vespa crabro, pues ciertas informaciones hablan de que combate a la velutina.

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