Estados Unidos sube su apuesta por la pizarra

Trabajadores en una nave de producción de pizarra valdeorresa.
photo_camera Trabajadores en una nave de producción de pizarra valdeorresa.
Es el único de los grandes mercados que elevó el volumen de piedra comprado en 2023

Cinco países marcan las diferencias en las importaciones de la pizarra nacional: Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica y Estados Unidos. De todos ellos, solo el mercado de USA aumentó el volumen de pizarra comprado en 2023. El año pasado cruzaron el Atlántico 11.796 toneladas, un 6% más que en 2022, superando en un 33% sus compras de cinco años antes, 2019, y en casi un 85% las de 2014. Con estos datos sobre la mesa no es extraño que el sector apueste por los distribuidores estadounidenses. “Estados Unidos es un mercado en crecimiento, que tuvo una producción grande hace 120 años, que hay que renovar”, comentaron fuentes empresariales.

Los datos que maneja el sector indican que los restantes cuatro clientes más importantes de las pizarreras redujeron el volumen del producto importado: Francia un 2% (211.841 toneladas), Reino Unido el 12% (120.741), Alemania cayó un 29% (38.596) y Bélgica bajó el 33% (17.272).

Francia sigue siendo el mayor cliente de las canteras de pizarra, procediendo de las gallegas el 55% de la producción nacional. Pese a ello, hace años que el sector confía en el crecimiento del mercado estadounidense, una apuesta que no hace mucho compartían países como Ucrania y Rusia, del Este europeo. La guerra acabó con las expectativas que los pizarristas habían depositado en ellos. “Ahora se estancaron”, apuntaron.

El volumen de pizarra exportado durante 2023 alcanzó las 437.186 toneladas, cayendo un 9,3% respecto al ejercicio anterior. Este descenso no fue demasiado dramático al subir el precio medio de la piedra un 11,5%, lo que permitió a las canteras facturar 376,58 millones de euros, elevando ligeramente en un 1,2% la cuantía del año anterior. Es esta una suave subida muy bien recibida en un sector que encuentra en ella una ayuda para afrontar el encarecimiento de los costes de producción.

A las dificultades de economías como la alemana hay que añadir otro problema: la escasez de colocadores, una actividad en la que peligra el relevo generacional. “Faltan colocadores. Es un desastre”, afirmaron fuentes empresariales. Añadieron que, de matricularse más alumnos en el Instituto de Sobradelo-Carballeda, “saldrían con el contrato de trabajo en la mano”.

Te puede interesar