Un hongo es la nueva amenaza de los castaños

En las ramas de castaño comienzan a asomar los primeros brotes.
photo_camera En las ramas de castaño comienzan a asomar los primeros brotes.
El sector teme su expansión, cuando la avispilla está en retroceso.

Las ramas de los castaños comienzan a mostrar las primeras yemas. Es demasiado pronto para cualquier estimación acerca de la producción de castañas de este año pero el orden de las preocupaciones del sector comenzó a cambiar y si durante la campaña pasada la atención se centró en los daños de la avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphilus), las actuaciones que desde hace años desarrolla la Consellería do Medio Rural tienden a controlar la plaga, pasando a ocupar su lugar un hongo, causante de importantes estragos durante la última campaña. Así lo apuntó el empresario barquense Francisco Barredo, quien considera que el problema del insecto parasitoide irá a menos en tanto que “seguimos teniendo el problema del hongo de otoño. Es el peligro de este año”.

Las condiciones meteorológicas de la última campaña de la castaña parecen estar detrás de la expansión del hongo, que se multiplica con el aumento de la humedad y el calor.

Este comercializador de castañas barquense atribuye el éxito en la lucha contra la plaga de la avispilla a las sueltas del insecto depredador, el Torymus sinensis. Las viene realizando en su práctica totalidad la Consellería do Medio Rural, aunque desde 2020 su comercialización fue liberalizada y ya pueden encontrarse en la página web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación las empresas que están autorizadas para su producción y comercialización.

Desde las primeras sueltas de Torymus sinensis en Galicia -que Medio Rural realizó en 2015- hasta 2021, las arcas autonómicas invirtieron en ellas más de 8 millones de euros, según refleja el informe del Plan de Actuacións de Control do Dryocosmus kuriphilus, que elaboró la Xunta. Este mismo estudio indica que de 1.500 individuos liberados por la Administración autonómica en 2015 se pasó a 1,6 millones en los últimos años, alcanzando un total de 5,7 millones. En los últimos días, la Administración gallega apuntó que en 2022 prevé soltar 1,2 millones más.

Todas estas actuaciones están controlando el problema de la avispilla, aunque sobre el terreno habrá que esperar a la próxima aparición de las agallas para confirmarlo. A la espera de comprobar su evolución, pasaron al primer plano los ataques de un hongo, todo apunta al Gnomoniopsis smithogilvyi. Su aparición en 2021 redujo a menos de la mitad el volumen de castañas de un año normal, 20 millones de toneladas, correspondiendo a los sotos ourensanos el 60 %, aproximadamente. El presidente de la Indicación Xeográfica Protexida Castaña de Galicia, Xesús Quintá, considera que su ataque sea una consecuencia de la propia avispilla. “A árbore, ao pasar a avispiña, queda debilitado”, apuntó.

Un mal complicado

El presidente de Castaña de Galicia explicó que esta situación también se dio en Italia, cuyos sotos fueron víctimas de la plaga de la avispilla mucho antes que los gallegos y subrayó las dificultades que entraña la lucha contra el hongo. “En Galicia é complicado”, apuntó Quintá. El uso de fungicidas, poco extendido entre los productores de la provincia, podría ser un método. Coincidió con él Francisco Barredo, quien apuntó que “debe ser el agricultor el que lo aplique”.

Unos trabajos que podrían ayudar a resolver el problema podrían ser los de retirada de los restos del castaño que caen al suelo, y muy especialmente la eliminación de los erizos, como aconsejan los técnicos de Medio Rural. Además, están siendo estudiados otros métodos para combatir al hongo, estos centrados en la búsqueda de pies de castaños que sean resistentes a la enfermedad.

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