La Iglesia condena a Ángel Sánchez Cao por abuso a menores

Ángel Sánchez Cao, sacerdote condenado por la Iglesia por abuso sexual.
photo_camera Ángel Sánchez Cao, sacerdote condenado por la Iglesia por abuso a menores.

Considera ciertos los hechos imputados al cura que llevó la parroquia de Veigamuiños

El Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica encontró “ciertos” los hechos que constan en las dos denuncias por abuso a menores interpuestas contra el cura Ángel Sánchez Cao, quien fue apartado de ejercer el ministerio en 2019, tras ser denunciado cuando ejercía de párroco en Veigamuiños (O Barco de Valdeorras), según él mismo explicó en mayo de ese año. Entonces aseguró que las denuncias habían sido hechas “con maldad y falsedad”; ayer, este diario intentó contactar con el sacerdote sin conseguirlo.

La Diócesis de Astorga explicó un proceso que inició tras las denuncias, que envió a la Congregación para la Doctrina de la Fe, levantando esta la prescripción de los delitos que datan de finales de la década de 1970. Esta medida inició un proceso administrativo penal cuya instrucción pasó a manos del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica, “considerándose los hechos imputados ciertos”.

El cura fue condenado, en primer lugar, a no “ejercer cargos que impliquen el contacto esporádico o habitual con menores de 18 años hasta el cumplimiento de los 80 años”, siéndole también revocada por el mismo tiempo “la facultad de oír habitualmente confesiones”. La Diócesis afirmó “lamentar profundamente estos hechos” y reiteró su petición de perdón por el “grave daño causado a las víctimas en su desarrollo humano y cristiano”. Asimismo, mostró su respeto y acatamiento de las resoluciones canónicas, insistiendo en su compromiso de apoyo a las víctimas.

El primero en denunciar: "Empecé a sufrir abusos con 10 años"

El denunciante leonés Emiliano Álvarez.

El vecino de Borrenes (León) Emiliano Álvarez, que fue el primero en denunciar al sacerdote, consideró “indignante e insultante que a una víctima, que no somos ganado ni animales, se la despache con una llamada telefónica y un whatsapp”, refiriéndose al medio por el que conoció el fallo. Añadió que la delegación para la atención a víctimas de abusos y la protección de los menores de la Diócesis le negó la documentación y que, al interesarse por posibles ayudas o reparaciones, le indicaron “que todo va a quedar aquí si el sacerdote acepta la sentencia”.

Este denunciante dejó clara su gratitud hacia el papa Francisco, pues “de una vez por todas, lleva a la Iglesia adonde tiene que ir y hacer lo que tiene que hacer. Lo que pasa es que pilla con los huesos duros de España”. Y es que Emiliano Álvarez atribuyó el fallo a una instrucción papal y argumentó su denuncia: “Empecé a sufrir abusos con 10 años, en 1977. Durante dos años y medio sufrí abusos, como tocamientos, en el seminario San José de La Bañeza”, del que escapó con un propósito: “Quitarme la vida”. Ahora, con 55 años, afirmó llevar décadas “de sufrimiento, dolor, drogas, maltrato y miles de otras cosas. ¡Mi vida no fue nada fácil y me despachan con un whatsapp!”.

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