La incidencia de la avispilla sobre los castaños de Valdeorras disminuye

Los erizos comienzan a asomar en un castaño de un soto barquense.
photo_camera Los erizos comienzan a asomar en un castaño de un soto barquense.
Las sueltas del insecto que combate la plaga de avispilla surten efecto y hacen prever una cosecha normal

La presencia de la avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphilus) en los árboles de Valdeorras disminuyó respecto a años anteriores. Lo apuntó el empresario barquense Francisco Barredo, quien atribuye este descenso de la plaga que castiga a los sotos a las sueltas del insecto depredador Torymus sinensis que realiza la Consellería do Medio Rural. “El Torymus está funcionando”, explicó este comercializador del fruto.

En un periodo en el que los erizos comienzan a asomar, y cuando aún faltan aproximadamente tres meses para que comience la recogida del fruto, las perspectivas son buenas y los árboles muestran una floración abundante. El buen estado de los árboles es resultado de las últimas lluvias que fueron seguidas de temperaturas suaves. A partir de ahora, los productores confían en que el calor continúe a lo largo de agosto y que las lluvias regresen en septiembre. “Agosto arder y septiembre beber”, reza el dicho popular.

Sin embargo, el sector también acusa los efectos del cambio climático. Jesús Quintá, presidente de la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) Castaña de Galicia, insiste una y otra vez en la necesidad de llevar agua a los sotos de castaños gallegos para salvar la producción. “O problema é a seca. Vai ser necesario regar os soutos en Galicia”, resaltó.

Quintá coincidió con Francisco Barredo en resaltar la abundante floración pero alertó ante posibles ataques de hongos como consecuencia del calor y la humedad, si bien explicó que aún es pronto para apreciar su presencia.

Otro factor que influirá en la cosecha de un fruto, cuya producción normal en Galicia es estimada en 20 millones de kilos, saliendo de la provincia ourensana casi la mitad, son los incendios de hace un año en la comarca. Fueron muchos los castaños que ardieron en esos días y, si bien algunos de ellos se recuperarán, otros quedaron calcinados completamente.

Las llamas que arrasaron más de 10.000 hectáreas de monte en Carballeda, Rubiá y O Barco no fueron las únicas que causaron daños en los árboles. Esta circunstancia fue apuntada por Francisco Barredo, quien también consideró las altas temperaturas que el fuego generó en la comarca como otro de los factores a tener en cuenta. “El incendio fue tan virulento que también afectó a árboles que no ardieron por la subida de las temperaturas”, explicó.

Todos los factores citados añaden complejidad a la campaña que afronta el sector de la castaña. En todo caso, para los árboles que se recuperaron de los efectos de las llamas y los que se libraron del fuego, las condiciones son las idóneas para una campaña normal. “De momento va bien”, comentó Barredo. “De momento está normal”, coincidió en apuntar Quintá.

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