O Teixadal, el bosque que perdura a través de los siglos

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Cuatrocientos tejos con siglos de antigüedad crecen en la Serra do Eixo, formando el bosque más antiguo de Galicia

La luz entra entre las ramas retorcidas de árboles que han visto nacer generaciones y generaciones, creciendo a más de 1400 metros de altitud, testigos de siglos de vida en las montañas valdeorresas. Es el Teixadal de Casaio (Carballeda de Valdeorras), un auténtico monumento natural en el que se reúnen cerca de cuatrocientos tejos que respiran el aire puro de la Serra do Eixo; algo particular que solo se da en este punto de Galicia. No solo esto lo hace único: también es el bosque más antiguo de Galicia.

Antonio Fernández ‘Cholo’, guía de montañismo de la zona, explica que es “uno de esos bosques patrimonio”. No es una tejera pura, ya que los tejos comparten espacio con otros árboles como los serbales de los cazadores. Pero su abundancia hace del bosque “uno de los más importantes de los muchos que hay en España.

El tejo es un árbol rodeado de un halo de leyenda y magia. Para los celtas era mitológico por su longevidad. “Se habla de tejos muy antiguos en Inglaterra, de aproximadamente 3000 años”, comenta Cholo, señalando también que en el Teixadal alcanzan los cinco siglos. El historiador romano Floro aseguraba que los miembros de la resistencia en la legendaria batalla del Monte Medulio se habían suicidado con veneno de tejo, ya que todas sus partes son tóxicas. Y su dura madera lo convertía en materia prima de valor para la elaboración de diversos objetos. Se apreciaba especialmente su uso en la fabricación de arcos: “Se negociaba con ellos porque eran unas armas muy potentes”.

Tras la Guerra Civil, el Teixadal fue escenario de bastante trasiego. No solo de los pastores que llevaban sus rebaños por aquellas montañas. “Los llamados ‘fuxidos’ se movían en esa zona”, corrobora Cholo. Su localización en los montes de Casaio lo convirtieron en teatro de operaciones para los guerrilleiros que eligieron la resistencia armada contra el franquismo.

Además del tránsito de fuxidos por el anciano bosque, Cholo cuenta que muchos de los que trabajaban en las minas de Valborraz y que vivían en el concello de A Veiga debían pasar por allí para acudir a la explotación. El yacimiento, otro punto de interés del concello de Carballeda, se encuentra relativamente próximo al Teixadal. “Había mucha gente moviéndose por el monte”, afirma.

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"Habría que entrar en esos sitios como en una catedral"

Aunque es triste reconocerlo, el Teixadal fue mucho más extenso en tiempos pasados. Tiempos que no se agotaron hace tanto, pero que han dejado huella en la vegetación: “No es el bosque de hace cuarenta años ni muchísimo menos”. Cholo achaca el progresivo deterioro de la floresta a la acción del ser humano. Es por ello por lo que aconseja no tocar los árboles, ni arrimarse a ellos, ni mucho menos abrazarlos. La tierra a su alrededor se compacta y pierden su vigor. Y sugiere un recado a la administración ante el creciente número de turistas: “tiene que ser protegido ya, tienen que organizarse las visitas”, plantea, pidiendo crear un sendero para que la gente “no se mueva por todos los sitios”.

Nada de ruidos tampoco. “El ruido, las voces, el follón, el barullo… En estos sitios lo que hace es perjudicar la biodiversidad del bosque”. Y es contundente sobre cómo tratar la naturaleza. “Yo creo que habría que entrar en esos sitios como en una catedral, como un lugar que se merece un respeto. No callados o en silencio, pero sí con cuidado”. Con el respeto que merece un bosque que echó raíces hace siglos.

Cómo ir al Teixadal de Casaio

Su acceso es complicado, aunque es cierto que en los últimos tiempos se ha ido facilitando para los interesados en visitarlo. Se puede ir por varias vías, aunque en todas ellas hay que dejar el coche en cierto punto y continuar a pie un buen rato.

La alternativa más sencilla sería subir hasta el alto de Fonte da Cova (OU-122), y una vez allí crestear la sierra hacia el sur hasta pasar la cantera de pizarra de La Cabrita. Desde allí hay un sendero marcado hasta el bosque.

También se puede ir desde Casaio, bajando por Rumiña en dirección a San Xil vello. En este último lugar se puede continuar por otro sendero. Por último, una opción añadida sería ir desde el sur, desde Vilanova (en A Veiga), un camino mucho más duro y largo que dura alrededor de seis horas. Para los atrevidos, consistiría en bajar el río San Xil y remontar por un afluente hasta el Teixadal.

Y si vas a ir, por favor, recuerda los consejos de Cholo y respeta la armonía del lugar, ya que se trata de un ecosistema muy delicado.

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