José Javier Velasco: "Llegué a A Gudiña justo después del incendio, la ropa aún me huele a humo”

En su segundo peregrinaje en 28 años, Velasco, boticario de la localidad albaceteña de Villarrobledo, salió de A Gudiña el día de San Roque para recorrer la Vía de la Plata por la ruta de Laza. Tras un mes de entrenamiento, viaja hacia Compostela en compañía de su “mini-yo”.

¿Cuántas veces ha hecho el camino?

La primera vez que lo hice fue hace 28 años, casi 200 kilómetros desde Ponferrada hasta Santiago. Este 16 de agosto, el mismo día que había terminado la primera vez, fue cuando empecé este año, ahora desde A Gudiña. Llegué en tren de Madrid el martes, justo el día después de que apagasen el incendio; de hecho, la ropa aún me huele a humo. Antes de llegar a Campobecerros, una señora me dijo que la noche anterior veían el fuego bajar por el valle como si fuese lava, preguntándose hasta dónde iba a llegar.

¿Qué tal le ha ido en esta etapa?

Es duro, por la orografía, mucho más que el Camino Francés. Ayer, entre Laza y Alberguería, estuvo diluviando. Después de Vilar de Barrio, hay una parte que es muy llana y resulta que había sido una laguna, la de Antela. Yo, que soy manchego, lo vi muy parecido a La Mancha, muy árido y algo desagradable. Más adelante llega la parte rural, más chula, con corredoiras, castaños, robles, agua…

¿Qué le pareció esa etapa?

Me he dado cuenta que he estado dos días estupendos oyendo solamente los pájaros y el silencio, por la ruta del embalse das Portas, que está hecho una lástima con la sequía que hay.

¿No es muy solitario?

Hago una tontería para entretenerme: tengo un muñequito de Russell, el explorador de la película “Up”, y, en vez de sacar fotos en la que salga yo, le hago fotos a este “mini-yo” para mandárselas a los amigos y recordar los sitios donde he estado.

¿Trae algún talismán más?

Me gustan mucho las medallas de santos y vírgenes, tengo como ciento y pico. Llevo puesta una, del año santo de 1909, que es un poco incorrecta porque sale Santiago Matamoros en un estilo entre modernista y art déco. Y llevo otra de Santiago Peregrino, que todavía la venden, de 1954. Tenía estas por casa y te juro que no recordaba que la más antigua tuviese ya 113 años.