De Uruguay a Viana para esquilar ovejas ourensanas

El oficio de esquilador ha pasado ya a la historia en el rural gallego. Si antaño era un acontecimiento esquilar las ovejas de la aldea en conjunto en el inicio de la primavera, una tarea que, al igual que muchas otras, suponía un día de encuentro entre los ganaderos, en la actualidad se ha convertido en una tarea compleja por la falta de mano de obra. La granja A Ciruxana, situada en Ardexaxe, Viana do Bolo, ha sido escenario de esta tarea durante una larga jornada que se extendió desde las 7,30 de la mañana hasta bien entradas las 16,00 horas. Para ello, Xoán González, propietario de la explotación, ha tenido que recurrir a la empresa Esquiladores Montañas de León. “Esquilar para nós non é un problema porque temos a esta empresa de man e é o mellorciño que hai no país, pero é complicado encontrar a alguén que preste este servizo”, señala. Esquiladores Montañas de León es un referente en España. En sus inicios eran entre tres y cuatro personas las encargadas de realizar la tarea, pero posteriormente fue necesario incorporar más gente a la plantilla y tuvieron que recurrir a otros países para conseguir mano de obra como Nueva Zelanda, Escocia, Polonia o Ucrania. Actualmente, la mayor parte de los jornaleros de Montañas de León provienen de Uruguay. “Los esquiladores españoles prefieren esquilar para ellos mismos antes que hacerlo para una empresa”, señala uno de los propietarios. Durante esta anualidad cuentan con medio centenar de jornaleros llegados desde Uruguay. Su estancia en España va desde los tres hasta los seis meses y su objetivo, según explica Cristian Pereira, uno de los esquiladores, es “únicamente trabajar para volvernos a nuestro país con el dinero ganado”. Él es uno de los tres profesionales que la empresa ha desplazado hasta la granja A Ciruxana, y con tan solo 29 años lleva 7 viniendo a España como jornalero esquilador. Junto a él, Óscar Valdarasi y Richard Damian han sido los encargados de liberar de la lana a las ovejas de Xoán. Ninguno de los tres llega a los treinta años y pasarán aquí tres meses. “Nos dedicamos a esto por la buena ganancia que deja. Nos compensa mucho venir a España, aunque también vamos a otros países como Chile o Estados Unidos”, señalan. Los jóvenes aseguran que en Uruguay hay mucha gente que se dedica a este oficio como temporeros, ya que les permite ganar una cantidad de dinero muy razonable, mientras que en su país realizan el resto del año otras tareas realcionadas con la agricultura y la ganadería. Año tras año cogen su vuelo correspondiente con destino Madrid, para posteriormente poner rumbo a León. Es en esta ciudad donde establecen “su base” y desde la que viajan a diferentes puntos del país para llevar a cabo su tarea. “Nuestra estancia aquí es trabajar, trabajar y trabajar”, señalan. Xoán paga exactamente 1,60 euros por cada una de las ovejas esquiladas. La lana obtenida era, hasta este mismo año, regalada. “Non nos quedaba outra porque non había mercado”, señala. Ahora ha logrado realizar una colaboración con una artesana gallega, Teté Mareque, a la que el pasado año regaló la materia prima. Ante la gran calidad de esta lana de oveja ecológica gallega, Teté ha decidido compensar a Xoán con el costo de la rapa para llevar a cabo posteriormente su transformación a través de un proceso 100% artesanal. “Colaborar con esta artesá foi unha porta para nós, pero tamén para outros productores de ovella galega. Con este proxecto pretendemos loitar para que nun futuro se poña en valor a calidade da nosa la e se poida comercializar dun xeito normalizado”, explica el propietario de A Ciruxana. Liberadas para el verano, el medio millar de ovejas de Xoán, volverán a poner en manos de jornaleros Uruguayos su “oro” el próximo año.