El COB fue al sur a perder el norte (72-48)

El cobista Radic lanza a canasta en el duelo ante el equipo sevillano.
photo_camera El cobista Radic lanza a canasta en el duelo ante el equipo sevillano.
Los ourensanos no compitieron ante el Betis en Sevilla en un encuentro apático y de encefalograma plano, con un segundo cuarto incalificable 

Casi era mejor haberse quedado en Oporto. Un viaje que empezó mal en el aeropuerto y terminó siendo horroroso en la pista. El COB hizo suya esa inexplicable rutina de llevarse una soberana paliza cuando sale del Pazo. Con la excepción de Melilla, los ourensanos se ponen el disfraz de “corderito” y hacen que cualquiera sea lobo feroz. Esta vez fue el Betis, buen equipo y mejorado, pero que tampoco es el Burgos o el Estudiantes como para no competir. Un segundo cuarto de galería de los horrores sirvió en bandeja el triunfo al cuadro sevillano por 72-48.

Y eso que al principio, muy al principio, la puesta en escena fue otra. En un arranque de poca calidad general, los de Félix Alonso salieron con más intensidad que en otras palizas. No es decir mucho, pero no hacía presagiar el desenlace posterior. Eso sí, no fue por el ataque. A este COB le cuesta un mundo y parte del otro generar jugadas. Ya no digamos anotar. Aún así, la cosa estaba igualada en el barro (7-7, m.4). Dos triples de Samu Rodríguez y uno in extremis de Polanco para los locales dejaron el 16-13 al término del primer cuarto.

Ni tan mal. Fue la calma antes de la tormenta. Y no hablamos de Karlotta. Ahí el COB, una vez más, apagó sesión. El cuerpo estaba, la mente no. Fundido a negro de los ourensanos que no metían ni miedo. Así que el Betis se puso a sumar. Dos, cuatro, seis… Hasta 19-0 llevaron el parcial los andaluces. Remonta tú un 32-13 cuando casi te va a costar llegar a esos 32 puntos en todo el partido. Carrusel de errores con bases sin dirección, anotadores de teoría y no de práctica y una defensa que conjugó el verbo “dejar” en vez de “pegar”.  El 44-18 al descanso era para desconectar la televisión. Respeto máximo al cobista que aguantó. Valoración de 4 entre todos los jugadores. Tremendo.

Tras el descanso, pocos esperaban una reacción. Acertaron. Y ojo, el COB acabó ganando los dos siguientes cuartos por la mínima. Lo hizo ante un Betis que bajó de revoluciones. No se sirvió a Radic para entonarse. Su tercer parcial es incomprensible. Fallos a una cuarta del aro y pases a un compañero inexistente. 

Jawara quiere, no puede, pero quiere. Peter-McNeilly tuvo un par de arreones de dignidad… Todo en un partido para rebobinar hacia delante muy rápido (50-28, m.27). Como el Betis se relajó, la cosa no fue a mayores. Frase que sirve para el inicio del último cuarto. Cuatro puntos seguidos de Peter-McNeilly dejaron la desventaja en 17 (57-40, m.34).

Maquillaje para un cadáver en San Pablo. Los últimos instantes sirvieron para torturarse. La salida y posterior “bomba” fallida de Zheng sirvió de epílogo para un partido triste. No parece el Betis un rival para perder 72-48. No lo debería ser. Y menos sin Frazier. Pero el COB no aprende. Un equipo con una querencia al castigo que cuesta recordar y que tendrá que demostrar que le duele, que le afecta y que tiene carácter el sábado contra el Oviedo. Porque el Pazo lo aguanta casi todo. Casi todo.

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