El COB vence al Betis y demuestra que es un equipo en mayúsculas (94-86)

PRIMERA FEB

El COB, todavía limitados por los problemas físicos, se impusieron al Betis en un partido de alto nivel, con el Pazo empujando hacia la victoria

Publicado: 21 dic 2024 - 06:05 Actualizado: 21 dic 2024 - 07:48

Brito celebra una acción durante el COB-Betis. (Foto: José Paz)
Brito celebra una acción durante el COB-Betis. (Foto: José Paz)

Unas cuantas horas después, todavía hay muchos con la sonrisa en la cara. El Pazo que dio por mucho la talla un viernes noche, vivió una alegría antes de Navidad con el COB. El equipo ourensano se impuso al Betis por 94-86 tras cuajar un sobresaliente partido en fondo y forma. Una muestra en 40 minutos de lo que es el cuadro de Moncho López. Esfuerzo, todo el del mundo. Miedo, a nada ni a nadie. Incluso “disimulando” los problemas físicos de más de un jugador que lanzó más tiros que entrenamientos completó esta semana. Las ganas de ganar sirvieron para tumbar a un rival repleto de clase y quilates, con un ovacionado Gonzalo García de Vitoria al mando.

Y eso que en la puesta en escena se impuso la ley del, teóricamente, más fuerte. El COB salió buscando pero no encontrando a Romaro Gill. En los sevillanos, Renfroe ejercía de metrónomo dominando el ritmo a su antojo. Parcial de 3-12 y tiempo muerto de Moncho López para reajustar al personal.

Moncho López, durante el partido. (Foto: José Paz)
Moncho López, durante el partido. (Foto: José Paz)

En esas se produjo el regreso de Ben Krikke después de cuatro partidos KO. Con el tobillo aún “a la virulé”, el canadiense sumó desde el segundo cero. Pero la cosa no se terminaba de igualar. El COB defendía mejor de lo que le lucía, y el 22-30 con el que acabó el primer cuarto lo dejaba claro.

Volvieron a la carga los locales, con un arreón para decir “estamos aquí” y colocarse 30-31 (m.13) con el impacto de Javi López. Pero su tocayo de apellido, López de la Torre, apareció como elemento inesperado para impulsar a los suyos con robos y puntos. Nada que Krikke y un Brito de picos (alguno bajo, pero otros como el Everest) no pudiesen solucionar para dar la vuelta a la tortilla y mandar el partido al descanso con ventaja, 47-46.

A estas alturas era fácil prever otro partido de infarto. Pastillita para el corazón y a seguir con esa inercia positiva a la espalda de Mendikote. ¡Y qué espalda! El vasco está modo Supermán. Reboteó lo que quiso y le pegaron hasta en el carnet de identidad. Tuvo el COB la opción de ponerse +8 y cuando se dio cuenta estaba 51-51 (m.22). Fue el momento del toma y daca. Golpe de uno, respuesta de otro y marcador en un puño. Hasta que Monteiro, de cuatro tirador, se “cascó” dos triples seguidos para volver a estirar la renta ante un Pazo encendido (71-64, m.29). Consiguió, en parte, enfriar el ambiente el Betis, pero los ourensanos encararon el último parcial 74-70.

Monteiro anotó dos triples seguidos. (Foto:José Paz)
Monteiro anotó dos triples seguidos. (Foto:José Paz)

Llegó la hora bruja, donde las victorias se convierten en derrotas y las derrotas y victorias. Y el COB no quería que se aparecieran los fantasmas del Tizona y Estudiantes (“mangazo” aparte). Pero el equipo cobista cree, y mucho, en sus posibilidades. Mirando a los ojos a rivales con más talonario, aunque tengas que ganar cuatro veces un mismo partido. Un inmenso Mendikote y Sergio Rodríguez impulsaban a los locales, mientras que el “jugón” Hughes mantenía a los suyos ahí con alguna ayuda arbitral que calentó al respetable.

Dos tiros libres fallados por Brito y una canasta inexplicable que se le escapó a Gill apretaron todo de nuevo (83-81, m.36). Pero Portugal llegó al rescate mandando a Lisboa y al propio Brito para repartirse siete puntos seguidos y poner el 90-84 con poco más de minuto y medio por delante. Estaba hecho, pero un triple de Brito le puso el candado al triunfo cobista y desató la fiesta en el Pazo. La última canasta de Renfroe solo sirvió para el basketaverage futuro y el bocinazo final certificó el regalo anticipado de estas navidades.

El COB demostró que sano (o medianamente sano) le puede ganar a cualquiera, por noble que sea. Dosis de moral para un derbi que ya asoma en el horizonte. Ahora, descansar, celebrar y preparar la siguiente batalla. Esa es la hoja de ruta de un equipo en mayúsculas.

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