Un COB minúsculo ante el líder

Canasta del Estudiantes frente al COB (Foto: Estudiantes).
photo_camera Canasta del Estudiantes frente al COB (Foto: Estudiantes).
Los de Félix Alonso repiten mala imagen lejos del Pazo tras caer ante Estudiantes (97-56)

No es una gripe. Tampoco una neumonía. Lo de este COB de Félix Alonso más bien parece un trastorno bipolar. Capaz de engrandecerse o de reducirse a la mínima expresión, independientemente del rival al que se enfrente. Este domingo sumó la novena derrota de la temporada contra el cabeza de la liga, todo un exACB.

El equipo ourensano está sufriendo en el momento más exigente de la temporada. Un periplo con partidos ante los primeros espadas de la LEB Oro. El Estudiantes de Madrid, ansioso por regresar a la primera categoría, era uno de la lista. Un rival superior, sin duda, pero en teoría no por tan abultado marcador ni por tan rápido desenlace, apenas en cuatro minutos de partido. El tiempo en el que el cañonero Dee y el base Wintering anotaron 13 puntos sin respuesta y el primer parcial de 15-4.

Esa breve resistencia ourensana recordó por momentos el bochorno sufrido en Burgos hace unas semanas. Y no tiene justificación a nivel psicológico. Porque nadie sensato exigía la victoria al equipo de Félix Alonso y sí al Estudiantes. El COB podía jugar sin presión, sin miedo al fallo y en un impresionante escaparate, por público y ambiente, para destacar y disfrutar en la pista.

Muy al contrario. El orden y el buen juego inicial duraron apenas unos minutos. La suma de errores propios, la falta de acierto en tiros relativamente cómodos, la falta de atención en el cierre del rebote y la muy diferente salida a pista del equipo local, dispuesto a pelear hasta la última posesión, rompieron la ya frágil mentalidad del COB y sentenciaron el partido al término del primer cuarto: 24-6 en el marcador, 3 de 11 en tiros de campo ourensanos, sin Turner -ausente por lesión- pero con el resto de la plantilla ausentes del juego.

Lo único positivo, dentro de esta preocupante tendencia, fue que el equipo no terminó en la absoluta descomposición. Algunos intentaron dar un paso al frente, caso de Javi López. Otros cumplieron dentro lo esperado, caso de Romaro Gill. Vano consuelo e insuficiente para un equipo que necesita más de tres veteranos -Kacinas, Adika y Jawara- de la mejor versión de Radic y Llorente y que Samu Rodríguez, Mendikote o Palazuelos recuperen la alegría y el empuje del comienzo de temporada.

Alonso intentó el cambio a defensa zonal, alternar a López, Llorente y Adika de bases. Movió los peones sin encontrar una fórmula para mejorar el rendimiento. Sirva como ejemplo que la primera y única sucesión de posesiones con canasta ourensana sin respuesta local se produjo en el minuto 27, cuando Kacinas despertó de su letargo y Gill impuso su envergadura.

Pero fue un breve espejismo. Dee ametralló más allá de la línea de tres puntos, Larsen anotó y se movió muy cómodo, Murphy y Leimanis subieron el nivel de intensidad y exigencia -dos ejemplos a imitar por más de un cobista- Nzosa y el exCOB Sergio Rodríguez aportaron trabajo menos vistoso. Hasta el filial Pedro Robles -dos triples seguidos- mostró más descaro que toda la plantilla ourensana. 

41 puntos de diferencia. Pero mucho más en cuanto a sensaciones y la permanente inquietud por su rumbo oscilante. ¿Cómo se explica el cambio radical de una plantilla que mordía en octubre y hoy es un peluche? ¿Cómo se explica un rendimiento tan irregular desde el mes de diciembre? ¿Qué teme este COB, si disfruta de una posición cómoda y sólo debe aspirar a mejorar? ¿Qué versión ofrecerá a su afición el próximo viernes en el Pazo contra el Valladolid?

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