Galería | Castro Caldelas teje la Navidad punto a punto
GANCHILLO
Las tardes de invierno caen despacio sobre Castro Caldelas, pero este año el frío no apaga la vida. Al contrario: la enciende. La villa caldelá vuelve a vestirse de Navidad con hilo, paciencia y manos expertas, inaugurando por segundo año consecutivo el Nadal de Ganchillo, una propuesta que convierte el trabajo artesanal en seña de identidad y orgullo colectivo.
Más de mujeres han vuelto a transformar la lana en magia. Desde hace meses, agujas en mano, dieron forma a una decoración navideña que no solo engalana las calles, sino también el santuario y el castillo, envolviendo el casco histórico en un abrazo cálido y colorido. Si el pasado año sorprendieron con un árbol de más de tres metros, figuras de enanos, un cartel de bienvenida de más de diez metros y bolas tejidas a ganchillo, este año el proyecto crece: más de mil cuadrados de ganchillo dan vida a nuevos adornos y a las primeras guirnaldas que comienzan a cubrir las calles más antiguas de la villa.
La alcaldesa, Sara Inés Vega, destaca el valor de una iniciativa que va mucho más allá de lo estético. “Castro Caldelas terá un Nadal artesán unido á decoración habitual que fará que, ademais dun dos pobos máis bonitos de España, sexa tamén un dos máis artesáns no Nadal”, señala. Un trabajo que aúna tradición, ocio compartido y colaboración vecinal, y que convierte cada pieza en un gesto de amor por el pueblo.
El proyecto, impulsado desde el Concello y con la implicación directa de la Asociación de Jubilados, volvió a encontrar en las tardes de ganchillo un espacio de encuentro. Entre risas, anécdotas y concentración, las participantes transformaron ovillos en símbolos festivos, apoyadas por un equipo que hizo posible las estructuras metálicas sobre las que se asienta la decoración. El Concello facilitó lana, bastidores y armazones para que la creatividad no encontrase límites. “É un traballo fermoso que une tradición, beleza e orgullo de engalanar a vila con adornos feitos a man”, subraya la regidora.
La iluminación de Navidad termina de completar la escena y multiplica el efecto visual al caer la noche. El resultado es una estampa única, donde el ganchillo dialoga con la piedra centenaria del castillo y las calles empedradas del casco histórico. Un escenario que refuerza la imagen de Castro Caldelas como uno de los pueblos más bonitos también en Navidad.
Este año, la lana no solo abriga balcones y fachadas: abriga la memoria, la tradición y la certeza de que, cuando el rural crea en colectivo, la magia sucede.
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