SITUACIÓN INSÓLITA
Tensión en Coles: un vecino investiga al 25% de su pueblo
SITUACIÓN INSÓLITA
Vilarnaz, un núcleo rural del concello de Coles de apenas 150 habitantes, vive una situación insólita que ha fracturado la convivencia. Los propios residentes calculan que alrededor de cuarenta habitantes, es decir, uno de cada cuatro vecinos, se han visto afectados en algún grado por denuncias, consultas de expedientes o requerimientos administrativos iniciados por un agente de la Policía Nacional que reside en la aldea desde hace unos tres años. Para un lugar tan pequeño, la cifra resulta excepcional y ha generado un clima de tensión permanente.
Algunos vecinos sitúan el origen del conflicto hace un par de años, cuando el agente adquirió una finca en la que existían una fuente tradicional, un antiguo paso de agua y un cierre históricamente discutido en el pueblo. A partir de un desacuerdo por el uso de esa fuente, la situación escaló, aunque otras voces lo atribuyen simplemente a “ganas de molestar á xente”. También destacan que ha habido intentos de mediar por parte de los afectados sin ningún tipo de éxito.
A partir de ese momento, el denunciante empezó a recurrir de manera sistemática a la vía administrativa. Según explican los residentes, ha presentado denuncias por pozos que no cumplen la normativa más reciente, así como por el estado de fuentes comunales cuyo mantenimiento recaería según criterio según el vecino, sobre la finca lindante. Seis denuncias fueron elevadas a la Confederación Hidrográfica.
Los vecinos aseguran que la actividad del denunciante no se limita a las mismas. Afirman que unas 30 personas han sabido que sus propiedades fueron consultadas en el Concello desde mayo de 2024, en un proceso que describen como una búsqueda “exhaustiva” de posibles irregularidades. Esa dinámica, dicen, aparece reflejada en un escrito registrado por el propio policía nacional, un documento extenso en el que solicita vista y copia de expedientes de obras, muros, intervenciones en caminos, actuaciones de fiestas, proyectos de rehabilitación e incluso documentación de asociaciones culturales de Vilarnaz.
Los habitantes de Vilarnaz explican también que el denunciante habría distribuido copias de parte de esa documentación entre varios vecinos, afirmando que lo hacía “polo interese do pobo”. Sin embargo, ese gesto lejos de servir para informar, habría incrementado la preocupación de la comunidad. Varias de las personas que recibieron esos papeles fueron denunciadas posteriormente. “A xente xa non sabe se falar con el porque pode acabar en denuncia”, comentó uno de los afectados.
Non me coñece de nada, e aínda así accedeu aos meus datos fiscais, ao meu DNI e aos da miña muller
Entre las inquietudes más repetidas se encuentra la sospecha de que el agente estaría utilizando su condición profesional para acceder a datos protegidos. En varias notificaciones aparecen domicilios fiscales y otra información personal que, según los vecinos, ellos nunca facilitaron. “Non me coñece de nada, e aínda así accedeu aos meus datos fiscais, ao meu DNI e aos da miña muller”, señaló uno de los afectados. Estas afirmaciones se repiten de forma consistente, que interpretan los hechos como una forma de presión.
Los residentes en Vilarnaz describen un ambiente de vigilancia permanente. También asegurn que en la vivienda del denunciante hay varias cámaras y, según varios testimonios, una de ellas apunta hacia la vía pública. “A sensación é de intimidación, de presión”, indica uno de los vecinos.
Parece que se cre o sheriff de Vilarnaz
Además, este contexto está incluso afectando a la salud de alguno de los habitantes de lugar, sobre todo de las personas mayores que no están acostumbradas a este tipo de situaciones y cuya gestión está recayendo en los hijos: “Non hai ningún dereito a que miña nai sexa tratada deste xeito a estas alturas”, indica la hija de una de las denunciadas. Además, esta sensación de agobio se ve incrementada por la posición como autoridad por parte del vecino denunciante: “Parece que se cre o sheriff de Vilarnaz”, se lamenta otro vecino.
El conflicto ha generado divisiones profundas en Vilarnaz. Algunos vecinos creen que hay quienes facilitan información al denunciante para evitar ser señalados. Otros evitan posicionarse para no convertirse en la siguiente persona afectada. El resultado de todo esto es un clima de desconfianza que contrasta con los recuerdos de un pueblo que, según muchos de sus habitantes, “sempre foi tranquilo”. La Región ha intentado contactar en varias ocasiones con la persona de la hablan los vecinos sin éxito.
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