En Verín, el Entroido es inmune al Covid-19

Un brevísimo vídeo doméstico, apenas nueve segundos, que tan solo minutos después de su difusión ya se había hecho viral, demuestra que el Entroido es inmune al covid-19. Grabado desde la ventana de una vivienda próxima al entronque de la N-532 con la N-525, es testimonio fiel de que el Entroido se paseaba cerca de la medianoche del jueves, Xoves de Compadres, en pleno centro de Verín, y de que su libertad es ajena al corsé democrático, como también lo había sido en los últimos 100 años a los de la marca dictablanda y dictadura.

Con el azar a su favor, el vídeo atestigua cómo el Entroido cruza, indemne y con paso legionario, aunque sin público en las aceras, el escenario privilegiado de los desfiles de las últimas décadas. El dispositivo de fuerzas de seguridad, que había anunciado desde la Consistorial de Verín, en la misma mañana de los hechos, la Couñago -qué cándida ella- estaba, tal vez, a las afueras.

En el mismo lugar en el que el Grolo mostró, a finales de los sesenta, la excelencia de su notoriedad, extrayéndole el corazón a la única persona que en Verín tenía y ejercía entonces la licencia para matar, en aclamadísima y recordada cirugía. En la misma “plaza” en la que el Nicomba, en los albores del siglo XX, perseguía, con sus habilidades de velocista a los niños de los últimos cursos del Colegió de los Hermanos, que lo increpaban: “Cigarrón, lapón, mete os cartos no bolsón”.

Allí donde el Pescadilla fue fotografiado veces sin cuenta por sus genialidades carnavaleras, es ahora el mismísimo Entroido el que se oculta a la vez que se expone. Y nadie puede afirmar si lo hace delante o detrás de la sirena y la luz intermitente de un peculiar dispositivo móvil de inspiración ortopédica que cruza desde lo que antaño fue el Hotel Aurora en dirección a Portugal. Paradojas nos da la vida, porque el itinerario es el mismo que el Tainas, en sus casi cien años de indiscutibles celebridades, hacía todos los días desde su hacienda a su casa.

El Entroido había regresado a Verín. Lo había hecho, apróximadamente, una hora antes del toque de queda; ya que lo espontáneo desconoce la puntualidad. Y, sepan, no fue en el centro de Verín dónde apareció. Según fuentes bien informadas, lo hizo en la parte más angosta de la Viriato. Como si el mismísimo espíritu del Conaita volviese desde la Gloria y desde allí llegase anunciado por un petardo de la madre de Fan-Fan.

¿Recuerdan la indumentaria de los The Manitos Bacaboys? ¿Poncho y sombrero mejicano, verdad? Quizás recuerden además los seniors verinenses que María Jesús “Raiana” no se perdía ninguno de los bailes de “Primavera” en la Estrella, en los que ellos atentaban contra los principios elementales del ritmo y la armonía. Y que, con esa justificación también, la actual Reina vivió el júbilo de la máscara en sus décadas mozas de princesa anónima. Por eso, acaso, una banda sonora de ranchera acompañaba el Entroido en sus primeros pasos por las “rúas” del viejo Verín.

No caminaba solo en su regreso. Un miembro de los servicios de información, camuflado, y un funcionario municipal en la reserva activa, rigurosamente enmascarados y tratando con dificultades de mantener entre ellos el 1,5 de seguridad, le seguían ambos, por lo menos en estos primeros compases, a una prudente distancia y con paso cansino; y es que de la panza les podría venir la danza, según fuentes presenciales.

Hasta aquí los hechos, y cerramos esta breve información con una noticia que se ha filtrado sobre la investigación abierta de urgencia por quebranto de decreto. Se especula que uno de los históricos Siete Machos esté involucrado en lo acontecido. En la capital de la provincia, según se rumorea, un miembro de la brigadilla que dispone de informes privilegiados sobre Verín ha comentado: “Polo artefacto móbil e polo que parodiaba, eu diría que deses polvos poden vir estes lodos”.

Lo dicho… y lo que nos queda: porque la harina (la clásica) aún no ha comenzado a circular.