Agredió a un funcionario un día antes de salir de la cárcel de Pereiro

Los reclusos en tercer grado a punto de saldar sus cuentas pendientes no siempre mantienen un perfil bajo hasta que ponen definitivamente el pie en la calle. El 29 de abril de 2022, el subdirector de régimen de la prisión de Pereiro puso en conocimiento del juzgado de guardia del partido judicial de Ourense un hecho preocupante: la chulería de algunas personas que a punto de ser excarceladas protagonizaban amenazas de muerte a los funcionarios de la prisión. Y denunció un caso concreto y grave en donde hubo una agresión a uno de los trabajadores de la prisión orensana. Un recluso, en la recta final de una condena de pocos meses, produjo una fisofractura costal y 15 días de baja a un educador del centro penitenciario.

José Ramón R.G. (39 años) reconoció ayer -compareció a través de una videoconferencia desde Menorca- con el Juzgado Penal 1 la agresión (delito de atentado) y las lesiones. La fiscalía reclamaba tres años de prisión y quedaron finalmente en seis meses por el atentado. Los funcionarios de Instituciones Penitenciarias gozan de una protección reforzada en caso de agresión tal como le ocurre a otros colectivos frente a ataques violentos que comprometen no solo la integridad física de los afectados, sino también y fundamentalmente, el principio de autoridad y el normal desarrollo de los servicios públicos.

La acusación pública también pedía una multa de dos meses con una cuota diaria de 10 meses que se redujo a un mes a tres euros (90) por las lesiones. Una buena negociación entre la defensa y el ministerio público que hasta sorprendió a la jueza. Y todo ello sin indemnización porque el funcionario no reclamó dinero.

Al inculpado solo le faltaba un día para zanjar una pena de cuatro meses de prisión por quebrantamiento de condena (no había cumplido los trabajos comunitarios en un delito contra la seguridad vial). Tras una salida terepéutica el 28 de abril de 2022, sobre las ocho y veinte de la tarde, no quiso ponerse la mascarilla al entrar de nuevo en la zona de régimen abierto. Desobedeció a la funcionaria de prisiones que controlaba el acceso en la puerta principal y al funcionario de comunicaciones con frases desafiantes como: “No me pongo la mascarilla porque no me sale de los cojones, y tú quien coño eres para decirme esto”. Se abalanzó sobre él, intentó agredirlo y lo amenazó: “Te voy a buscar por la ciudad para matarte, me voy a acordar de tu cara para buscarte (…)”. El altercado movilizó a más trabajadores para intentar reducirlo. José Ramón falló un cabezazo, pero le propinó dos patadas en las costillas al educador.

El incidente no solo fue puesto en comunicación del juzgado de guardia, sino que le costó al recluso unos días más de aislamiento, el régimen carcelario más restrictivo.