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En la parte noreste de la ciudad se ubican gran parte de los barrios más pobres de la misma. O Vinteún, Covadonga y Santa Teresita ocupan desde hace años los puestos más bajos en lo que a renta se refiere.
Basta con darse un paseo por las calles de uno de esos barrios, como O Vinteún, para entender muchos de los motivos que han provocado esta situación. A golpe de martes, la vida comercial en el barrio es prácticamente nula. Esta se limita en gran parte a los bares, que se ven obligados a mantener sus precios congelados desde hace años para no perder clientela.
La inversión en la zona en los últimos años es cuanto menos escasa. De hecho, la única construcción relevante en las últimas décadas llegó en 2020 con la apertura de un gran supermercado de 1.000 metros cuadrados. Y a pesar de suponer un cierto revulsivo para el barrio, se ha llevado por delante algunas tiendas de comercio local como la de alimentación situada a escasos metros en la Plaza 1.000.
Precisamente en la citada Plaza 1.000 se encuentran varios ejemplos que evidencian el abandono de la zona. De la quincena de bajos comerciales, que rodean sus bloques viviendas sociales, solo seis cuentan con actividad. Las aceras están levantadas con hierbajos entre sus losetas, los jardines aparecen totalmente descuidados y sin podar y las fachadas repletas de grafitis, desconchones y grietas, que dan muestra de que el barrio lleva años conviviendo con el abandono de las instituciones.
Por no haber, ya no hay ni asociación vecinal que pueda hacer frente al desamparo a través de sus reclamaciones. Su local social bajó la persiana hace más de una década por las deudas del propietario y a pesar de las múltiples reuniones con los sucesivos gobiernos locales ningún alcalde ha mostrado interés por aportar una solución.
En el interior de la plaza, los vecinos comentan con amargura la situación del lugar y dan muestra con un dato de la mala situación económica. “Con decirte que la deuda vecinal con la comunidad general es de casi 30.000 euros te lo digo todo. Así es imposible mantener cuidado un barrio. Los garajes tienen humedades, habría que pintar las fachadas, pero así es imposible”, explica uno de los vecinos.
La situación del barrio podría haber sido distinta si la crisis inmobiliaria no se hubiera llevado por delante la construcción de 600 viviendas a escasos 100 metros, en la rúa Canteiros, que une el barrio de O Vinteún con Oira. Con la muerte de este proyecto, murió el hasta ahora último intento por atraer nuevos vecinos al barrio.
Toda esta situación puede resultar incluso más sorprendente si advertimos que en la zona se encuentra la única área de industrial de la ciudad, el polígono de Os Coiñás, que cuenta con más de una veintena de empresas.
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