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COMPRAS DE NAVIDAD
Los compradores que esperaron al día de ayer para acudir a la Plaza de Abastos a realizar sus compras de Nochebuena y Navidad se encontraron con un mercado abarrotado, en el que resultaba complicado incluso moverse entre la gente.
Las colas en los diferentes puestos y el ansia por conseguir el mejor producto para triunfar en una de las cenas más especiales del año, convirtió la icónica Plaza de Abastos en todo un reto incluso para los compradores más expertos.
Pero más allá de una plaza al completo, los usuarios tuvieron que enfrentarse a una situación que -aunque esperable- hizo que muchos se llevaran las manos a la cabeza y abandonaran la plaza con las bolsas más vacías de lo planeado. Los precios de productos estrella como el marisco o el pescado -que acostumbran a triunfar en Navidad-, “prohibitivos” para la mayor parte de las familias ourensanas. Así lo definió Esperanza, de Pescados Lola y Espe, que tuvo que seleccionar bien el producto para vender en la plaza, al ver entre sus proveedores unas cifras superiores a las de otros años, aunque no haya pasado “nada especial” que justifique el incremento.
En poco más de veinte días de diferencia, encontramos en el mercado cinco o diez euros de diferencia en productos clásicos como el centollo o la nécora. Esta última, que se podía comprar por 35 euros por kilo a comienzos de este mes, el 1 diciembre, rondaba ayer los 49 euros por kilo.
Mientras que en otro tiempo el marisco sería invitado de honor en la mesa de Navidad, este notable aumento en los precios provoca ahora que familias como la de María Reina deje estos productos para otros días del año: “El marisco no puedes ni olerlo. Yo este año me niego porque me parece hasta pecado gastar ese dinero en él. A mí no me gusta congelar y siempre compro un poquito de marisco fresco, pero este año en casa nos negamos a pagarlo”. Un caso que no se queda en la excepción, ya que otros compradores como Olga, que acudió ayer a la plaza con la intención de dar los últimos detalles a su menú, reconoció exactamente lo mismo, renegando también este año de vestir su mesa con marisco: “Tampoco te hace una cena, simplemente es un acompañamiento. Nosotros preferimos comerlo después de las navidades, cualquier otro día”.
No sucede lo mismo cuando hablamos de las carnes, convertidas ahora en las favoritas para las cenas familiares. Antonio, de Carnicerías Milucho, afirmó que aunque sus productos “siempre suben un poco, es una cosa normal. Un euro, euro y algo… Además, es producto gallego y de calidad. La subida es genérica, no es porque sean estas fechas”. Afirmación corroborada por sus carteles, que mientras el 1 de diciembre ofrecían el cabrito a 24,5 euros por kilo, ayer lo ponían a 25,90. Lo mismo en la Carnicería Ángel, donde Hugo reconoce que mantuvieron el precio del año pasado en el cordero, subiendo únicamente un par de euros el cabrito “porque está muy escaso y es difícil de encontrar”.
“Este año en casa nos negamos a comprar marisco para la cena de Nochebuena. Ni olerlo, me parece hasta un pecado gastar ese dinero”
Estas subidas, menos notorias que las del marisco o el pescado, se ven reflejadas en los carritos de los ourensanos, que se decantan finalmente por el cabrito como su elección principal. Tanto los carniceros como los compradores lo tienen claro. “A la gente lo que más le gusta es el cabrito, aunque se está vendiendo también mucho cordero. Pero preferir, prefieren cabrito”, relató Hugo.
En este contexto, y atendiendo a cuestiones principalmente económicas, las familias continúan eligiendo los productos congelados. Para Olga, “los compras 15 días antes, lo cueces, lo congelas y ya está como nuevo”. Una solución adoptada ya por gran parte de los ourensanos que se acercan al mercado estos días “solo a por lo justo”.
Otra opción son los encargos, que ocupaban libretas casi enteras en la mañana de ayer. Este es el caso de Pescados Luis Fontela y el de otras pescaderías, que recomendaban a sus clientes acudir hoy a primera hora si no querían encontrarse con la muchedumbre que se espera a lo largo de la mañana.
Personas que acuden a la Plaza de Abastos con la ilusión de encontrar los productos perfectos para su mesa y que reconocen que, a nivel general, el gasto aproximado de las familias en el mercado se acerca a los 500 euros. Un alza superior al 50% respecto a los 220 euros que señalaban los placeros hace dos años, en 2022. En palabras de Concepción, otra de las compradoras de la Plaza de Abastos, parece que esta es una situación ya asumida por los ourensanos, que en ocasiones, aunque ya saben que “en estas fechas está todo más caro”, lo aceptan por un único motivo: “Dar de comer bien a la gente a la que quiero”.
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