Las camioneras sólo son un 2% en Ourense: "Hay que hacer atractiva la profesión"

PROFESIONES MASCULINIZADAS

En Ourense faltan conductores de camión, pero las mujeres apenas tienen presencia en el sector y desde la patronal llaman a promocionarla superando los problemas de conciliación

Publicado: 28 jul 2024 - 06:40 Actualizado: 28 jul 2024 - 08:07

De derecha a izquierda, de arriba a abajo, Sonia Iglesias, Rebeca Mondragón, Cintia Piña y Noa Conde.
De derecha a izquierda, de arriba a abajo, Sonia Iglesias, Rebeca Mondragón, Cintia Piña y Noa Conde.

Sonia Iglesias tiene 45 años, aunque hace más de veinte que es camionera. Cada mañana se levanta de madrugada y deja a su hijo en casa para poner rumbo a su destino sentada a tres metros del asfalto. Aunque no es la única en un sector donde, según la secretaria general de la Asociación Empresarial de Transporte de Mercancías por carretera de Galicia (Apetamcor), Myriam Otero, las mujeres apenas representan el 2% de los conductores de camión. Noa Conde, Cintia Piña y Rebeca Mondragón también desarrollan esta actividad como punto de partida en Ourense, cuatro camioneras que enfrentan los desafíos de la carretera en un sector masculinizado.

A sus 25 años, Noa Conde conduce un camión blanco con su nombre pintado en un llamativo azul en el cortavientos del vehículo. Con él recorre todo el territorio nacional, un trabajo que le gusta y que empezó con su padre, quien también es camionero. Cintia Piña, de 30 años, se define como una “autónoma que lucha por la vida”: ella tenía claro desde la escuela que quería ser camionera, un trabajo que también lleva en la sangre.

“Con todo o que se paga por percorrer unha autestrada como a AP-9, resulta incrible que non teña unha triste ducha”, lamenta Cintia Piña

Más veterana es Sonia Iglesias, que trabaja de conductora para Coren. En su trayectoria laboral ha mudado por diferentes empleos, pero reconoce que siempre le llamaron la atención los camiones y por eso lleva más de veinte años conduciendo un vehículo pesado. A Iglesias le encanta su oficio, pero es crítica con las “pésimas” condiciones laborales que caracterizan a la profesión, lo que echa “para atrás” a mucha gente. “El convenio del transporte en Ourense es indignante, lo tienen que renovar desde hace años, pero no les da la gana. Aquí no se paga la nocturnidad. Hay que dotarlo de unas condiciones atractivas para la gente. Este es un trabajo duro que debería estar bien remunerado”, afirma.

Rebeca Mondragón, de 37 años, también apunta al salario. Explica que las empresas contratan a migrantes con una base de cotización mucho más baja por el mismo trabajo. Una situación que, según dice, debería regularse “como Dios manda”. “Es muy importante que el trabajador vaya a gusto a su empleo”, explica Mondragón.

“Conduje hasta el octavo mes de embarazo, en cualquier momento podía adelantarse el parto y quizá estaba en Holanda”, explica Mondragón

Otra cuestión que “brilla por su ausencia”, tal como asegura Conde, es el tema relacionado con las duchas. Piña iguala a la mismísima “odisea” el encontrar una ducha en Galicia. Un aspecto que cabrea a la joven, quien subraya el caso de la autopista AP-9: “Con todo o que se paga nesa autoestrada e que non teña unha triste ducha”.

Conciliación

Mondragón lleva trabajando más de dos décadas a bordo de su camión. Tiene dos hijos aunque reconoce que compaginar la vida familiar con este trabajo es “complicado”. Aun así, esta camionera se siente afortunada, pues puede contar con la ayuda de sus padres mientras ella se encuentra de ruta por carretera. Además, su jefe le permite conciliar la vida profesional con la familiar, una situación que la hace sentir tranquila y contenta a pesar de reconocer que su caso no es lo habitual. “Conozco varios matrimonios en los que ella ha tenido que bajarse del camión por quedarse embarazada”, afirma.

“Cuando empecé no había camioneras. No solo tenías que demostrar que podías, sino que eras buena. Esto ha cambiado”, recuerda Sonia Iglesias

Aun así, esta madre de familia tuvo que enfrentar situaciones complejas. Mondragón ha estado muchos años realizando rutas nacionales e internacionales. No abandonó la carretera incluso cuando se quedó embarazada. En las dos ocasiones en las que estuvo encinta tuvo que seguir con esos recorridos hasta el octavo mes. “Eso me ocurrió en los dos casos, en cualquier momento se me podía adelantar el parto y quizá yo estaba conduciendo sola por Holanda”, cuenta.

Iglesias también lleva unos cuantos años recorriendo las carreteras del territorio, aunque le costó lo suyo que alguien confiara en ella para subirse a uno de estos vehículos. Sostiene que el oficio ha cambiado enormemente, y quienes entran ahora en el sector ya no enfrentan tantos problemas como antes, empezando por el cambio de actitud de los empresarios a la hora de contratar a camioneras. “Cuando empecé no había mujeres al volante ni se veían de la forma en que se ven ahora. Para que te dejasen un camión no solo tenías que demostrar que podías, sino que eras buena, incluso mejor que mucha gente”, rememora la camionera. Iglesias recuerda sus inicios, donde recorrió una por una todas las empresas de transporte del polígono de San Cibrao y ninguna le dejó conducir. Transcurrido un período de tiempo, encontró por fin la confianza que buscaba y le dieron la oportunidad de conducir un tráiler.

Como en cualquier trabajo, el sector cambia en muchas ocasiones ante la frescura que aporta la juventud. Conde y Piña, quienes no superan los 30 años y llevan menos de cinco en este oficio, ven este empleo de forma diferente. Aunque sí reconocen que el tema de la conciliación familiar aún es un asunto complicado, ambas confirman no haber sufrido ningún tipo de discriminación por ser mujer. De ahí que uno de los caballos de batalla de Apetamcor sea que más ourensanas se suban al camión: en este momento existen más de 300 vacantes sin cubrir en la provincia y en la próxima década serán mil más, en torno a un tercio de la fuerza de trabajo que ahora mismo cuenta con una edad media de 54 años.

"Roban hasta la ropa sucia"

Otra de las cuestiones a mejorar es la seguridad. Después de cientos de kilómetros por carretera y una larga jornada de trabajo, cualquier profesional del camión tiene la preocupación de sufrir un robo. Esta serie de delitos se producen tanto en ruta como en áreas donde realizan un descanso, muy pocas de las cuales tienen la seguridad acreditada. Cada vez que Sonia Iglesias emprende una nueva ruta en carretera procura tomar diferentes precauciones: aparcar al lado de gente conocida, no estacionar en lugares que estén apartados y dormir siempre en áreas de servicio vigiladas.

“Hay pocos aparcamientos y los que hay son de pago”, asegura Noa

El parquin para camiones que comenzó a construirse la semana pasada en San Cibrao tendrá control de entrada y estará videovigilado. Iglesias valora esta mejora, ya que considera que la vigilancia es un asunto crucial. “En el siglo que vivimos esto tiene que ser más habitual”, sostiene. “La cantidad de robos de mercancía que hay es increíble. Puede pasar que te vayas a tomar algo, llegues y el camión esté totalmente vacío. Es que te llevan hasta la ropa sucia- dice entre risas-. Es una cosa alucinante. A nivel seguridad hay mucho miedo y es normal”, concluye Iglesias.

Bajo su experiencia como camionera, Noa Conde reconoce que esta provincia no es de las peores en cuanto a robos. Así también lo demuestran los datos de la Asociación Empresarial de Transporte de Mercancías (Apetamcor), que cifra en 300 los robos ocurridos en territorio ourensano durante cuatro años. A Conde le preocupa más el aparcamiento, ya que dice que cada vez hay menos, y para acceder a los que existen tiene que pagar. Para ella lo ideal sería que estos aparcamientos fueran gratuitos pues “no tiene sentido pagar para que no nos roben”.

Mondragón coincide en que los párquines son “muy necesarios”. Ella está pendiente, cada vez que sale a trabajar, de dónde parar y dónde no hacerlo: “Es sumamente importante la construcción de estos espacios, diría que casi es lo más importante. Ahora estás expuesto en cualquier lugar que pares”. Esta camionera ya ha vivido alguna mala experiencia, desde vaciarle el depósito mientras dormía a robarle gasoil en reiteradas ocasiones. Los viajes a Madrid los califica como un “caos”. Viajaba a Madrid embarazada de seis meses junto a su marido con palés en la carga, uno de los botines más preciados por los amigos de la ajeno. Ante el temor al robo tuvieron que descargar más de treinta palés. n

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