El Concello de Ourense no ayuda a los desalojados junto al Colegio Cisneros

Un matrimonio desalojado tras la caída del muro en el Colegio Cardenal Cisneros pidió auxilio a Servicios Sociales del Concello de Ourense pero fue derivado a una pensión con un alto precio

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La caída del muro del colegio Cisneros, dos meses atrás, obligó a una comunidad de vecinos, la del número 7 de la calle Fonte do Monte, a vivir un desahucio inesperado. Ahora, el tiempo corre en contra de las cinco familias a las que sacaron de sus casas por riesgo de derrumbe. Las opciones de vivienda caducan o son demasiado caras y, por el momento, no hay ninguna comunicación oficial sobre la fecha en la que podrán retornar a sus viviendas.

Los hechos que cambiaron la vida de estas personas ocurrieron el 2 de marzo de este año. Una empresa realizaba una acometida del gas en el edificio cuando picó el tope de hormigón que sujetaba el tapón de una tubería. Al abrirse, el agua comenzó a salir sin control y se acumuló detrás de un muro que separa el bloque del colegio. La estructura se derrumbó y puso en jaque la estabilidad del edificio y la seguridad del patio escolar.

El presidente de la comunidad, Óscar González, indica que, según pudo saber, las obras para asegurar la estabilidad del inmueble comenzarán esta semana o la que viene. “Llevábamos un mes esperando al informe geotécnico. Se recibió a principios de mayo y se procedió a la contratación de la obra. Por el momento, el Concello se hará cargo de los gastos y más tarde lo reclamará a la empresa responsable, supuestamente la compañía del gas”, explica.

El propietario espera que se cumpla -de forma aproximada- el plazo que les habían comunicado desde el gobierno municipal y puedan volver alrededor del 13 de junio.

Buscarse la vida

Pese a que las obras están casi en marcha, los desalojados pasan un gran apuro para solventar su estancia en su día a día. Un matrimonio, Evaristo y Ramona, se alojaron en casa de familiares en un primer momento, contando con que tan sólo tendrían que pasar unos días. La realidad es muy diferente, por lo que trataron de pedir ayuda: “Fuimos a los Servicios Sociales del Concello porque no teníamos dónde quedarnos, pero nos dijeron que solo atendían a gente necesitada. Yo tengo un sueldo normal para mantenernos a mí y a mi mujer. Tengo un piso en alquiler en el que no puedo entrar y ninguna solución asequible a nuestra disposición”, señala él.

Tras un primer rechazo de esta oficina, al cabo de un día, recibieron una llamada y les animaron a hospedarse en una pensión de A Carballeira, con dudosas reseñas. El precio que les marcaban por mes era de 900 euros. “¡Menuda ayuda nos ofrecieron! Es inviable pagar ese dinero y a la vez un alquiler y recibos de la luz. Nos planteamos pagar entre 300 y 400 euros, pero eso es demasiado”, indica Evaristo.

“No nos dieron solución. Cada día nos dan una fecha distinta y así no se puede hacer nada. Ni que fuera la obra del Escorial, deberían priorizar asegurar el edificio”, dice Ramona.

Pisos turísticos

La única vía que encontraron las familias que no pudieron quedarse más tiempo en casa de sus allegados, son los pisos turísticos que ofrecen alquileres temporales. Casi todos tienen precios muy elevados pero son la única opción para permanecer varios días, dado que encontrar un alquiler por un tiempo indeterminado -en el mejor caso de tres meses- es misión imposible.

Sin patio

Por otra parte, los alumnos del Cardenal Cisneros se quedaron sin un patio en el que jugar de forma indefinida. El exterior, que fue inspeccionado por técnicos y bomberos, está inaccesible desde la caída, dado que primero se realizará la obra en el edificio y, tras ello, la reconstrucción del muro.

Por tanto, los niños pasan los recreos en un aula de la tercera planta del edificio. Una valla metálica les impide acceder a las canchas del centro.

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