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El aporte que la provincia hace a la red eléctrica nacional atraviesa su momento más delicado desde que hay registros debido al desplome de la producción hidroeléctrica. Este encuentra su explicación principal en la fuerte sequía, que tiene los embalses bajo mínimos. Entre enero y mayo del presente año salieron de territorio ourensano un total de 1,18 millones de megavatios hora, lo que supone apenas un tercio de lo producido en el mismo periodo de 2021, cuando la generación alcanzó los 3,3 millones de megavatios hora. Y la del año pasado tampoco es la cifra más alta de la serie histórica, ya que en los cinco primeros meses de 2016 se alcanzaron los 4,8 millones de megavatios hora.
La principal fuente de la provincia son sus aguas, de las que sale el 75% de toda la energía que produce, y hasta este año era la provincia que más energía hidroeléctrica generaba de todo el país, superada ahora por Salamanca. La fuerte sequía y la falta de lluvias, que lastran el nivel de los embalses, hace que las turbinas ourensanas estén más paradas que nunca, una noticia que llega en el peor momento posible, en un contexto internacional de ahorro energético y apuesta por las renovables para frenar la dependencia del gas ante la posibilidad de que Rusia, uno de los grandes suministradores, cierre el grifo. El aporte hidroeléctrico en los cinco primeros meses de 2022 fue de 890.120 megavatios hora, lo que implica un descenso del 71% en comparación con los tres millones generados en el mismo lapso del año pasado.
Los registros de este curso son incluso inferiores a los de 2017, cuando se produjo la última gran sequía en la cuenca del Río Miño. La Confederación Hidrográfica Miño-Sil alertaba por aquel entonces de una situación “extremadamente seca” en la provincia, y aun así los embalses ourensanos aportaron más a la red nacional que ahora. Entre enero y mayo de 2017 se produjeron en la provincia un total de 1,5 millones de megavatios hora (un 30% más que este año), de los que 1 millón fue energía hidroeléctrica, un 14% superior a la del presente curso.
Si las actuales cifras no resisten la comparación con los peores años, están muy lejos de los cursos más productivos. El inicio de 2016 fue el de mayor aporte energético, ya que salieron de las aguas de la provincia 4,6 millones de megavatios hora entre enero y mayo. En relación con esa cifra, el aporte actual es un 87% inferior.
El gran poder energético reside en sus aguas, aunque también se genera producción eólica. El estado de los molinos ourensanos tampoco es el mejor de los últimos años, de hecho el actual es el segundo peor registro de la década, con 230.482 megavatios hora en los primeros cinco años. Solo el curso pasado, con 228.049 megavatios hora fue inferior, mientras que en el mismo periodo de 2019 la producción fue de 348.872 megavatios hora. El año más productivo en la materia fue 2016, al igual que con la energía hidroeléctrica, con un aporte de 439.196 megavatios hora.
La provincia también cuenta con instalaciones fotovoltaicas, aunque su aporte es casi testimonial, de 2.109 megavatios hora.
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