La doble misión de la variante norte: aliviar el tráfico y potenciar el Miño

Sus 4,8 kilómetros permitirán liberar A Ponte y O Vinteún y, a la vez, transformar en bulevar el actual acceso pegado al río

Publicado: 26 oct 2022 - 05:30 Actualizado: 26 oct 2022 - 08:14

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A mediados del pasado mes de septiembre, Ourense vivía una jornada histórica con la colocación de la primera piedra de la variante norte de la ciudad, una infraestructura que lleva apareciendo en los Presupuestos Generales del Estado desde hace 25 años sin que, hasta ahora, se pudiese ver nada palpable sobre el terreno y que, además, forma parte del recorrido concebido para la autovía A-56 (Ourense-Lugo), que solo tiene en servicio 8,9 kilómetros sin mucha utilidad entre San Martiño y A Barrela.

El necesario paso de activar las obras de la variante es solo uno más de los muchos que restan para que esta carretera, de dos carriles por sentido, pueda ser una realidad y cumpla con la doble misión que se le supone, aliviar el tráfico en dos barrios como A Ponte y O Vinteún muy saturados de vehículos en su principal arteria, la avenida de Santiago, y a la vez liberar el actual ramal de acceso a la ciudad por la N-120 para exprimir las potencialidades del Miño y su margen derecho, constreñido ahora por un vial en el que los vehículos circulan a 100 kilómetros por hora.

Tramo en obras

Si todo va según lo previsto, los primeros 1.700 metros que entrarían en servicio de la variante norte serían los comprendidos entre Eirasvedras y Quintela, arracando el recorrido ya en obras en el enlace de la A-52 que actualmente se bifurca para la entrada y salida de la ciudad y que se prolongaría en una misma plataforma, incluyendo como obras singulares un viaducto sobre la carretera de Vigo y la línea ferroviaria, un puente sobre el río Porto y dos pasos inferiores.

Con casi 30 millones de presupuesto, el plazo de ejecución para finalizar estos 1,7 kilómetros es de 30 meses, lo que supone apuntar a la primavera de 2025. En ese momento, su puesta en servicio sería factible independientemente del ritmo administrativo del segundo tramo, de 3,1 kilómetros y de mayor complejidad técnica.

Mapa de las obras de la variante norte.
Mapa de las obras de la variante norte.

La inauguración se produciría gracias a la proyección de una conexión provisional a la altura de Tarascón con la N-120 en sentido salida de la ciudad, que pasaría a ser bidireccional entre Quintela y O Pino para, a la vez, dejar inoperativo el ramal de acceso por el Miño, que será cedido al Concello de Ourense para acometer lo que se ha denominado bulevar termal, una vía de doble sentido humanizada y a velocidad reducida para facilitar la convivencia entre vehículos de motor, bicicletas y peatones, que contaría además con zonas de aparcamamiento y esparcimiento.

Deberes

El proyecto de presupuestos estatales para 2023 consignan casi nueve millones de euros para las obras en marcha, mientras que para el segundo tramo de la variante norte (Quintela-A Casilla) la partida es de un millón de euros. Esa cantidad sería suficiente para poder licitar las obras siempre y cuando avance a buen ritmo la redacción del proyecto, en fase de alegaciones según confesó en su visita a Ourense la secretaria de Estado de Transportes, Isabel Pardo de Vera.

A partir de Quintela, la carretera seguiría su curso dejando al sur el casco urbano de la ciudad y circulando bajo tierra a través de dos túneles que permitirían salvar los barrios de Covadonga y Eiroás, reduciendo así la afectación a la superficie. A partir de ahí, la circunvalación norte llegaría a su final, contando con un enlace a la N-525, a la espera de que se concrete la ejecución del tramo Ourense-Cambeo que daría continuidad a la A-56.

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