Erbedelo no es Ervedelo

No está en las guías turísticas de la ciudad y seguro que tampoco aparece en las recomendaciones de ninguna página web especial, pero aún así es un pueblo ourensano que recibe clientes cada semana, y lo hace, además, gracias a las nuevas tecnologías. Eso sí, el encuentro no llega a relación. El viaje es involuntario y no deja ingresos añadidos, aunque es cierto que todo se puede estudiar para futuros proyectos, nunca se sabe. Lo más curioso es que la confusión persiste pese a que el nombre de la calle y el del pueblo, que suenan del mismo modo, se escriben diferente: Ervedelo el vial del centro y Erbedelo, el pueblo del municipio.

Pero mientras esto pueda suceder, los vecinos del pueblo de Ervedelo, cercano a Vistahermosa, ejercen de excelentes relaciones públicas que guían a los despistados clientes que allí recalan de nuevo hacia la ciudad, concretamente a la calle Ervedelo y al Hotel Altiana. El culpable: el GPS, esa moderna brújula que, instalada en los coches, y con voz seductora, nos va indicando hacia dónde tenemos que conducir para llegar sin ningún tipo de problemas a destino, o al menos eso se supone.

"No es que sea una locura, aunque puede ser una media de varios coches a la semana, pero sí que recibimos esas visitas rápidas. Es por el GPS, ponen Ervedelo y los manda aquí", asegura Moncho Garrido, vecino de esta localidad. "No sé si es que ponen mal el dato, o es que el GPS lo hace mal, pero ya estamos acostumbrados a que nos pregunten, y les explicamos que se han equivocado y cómo tienen que hacer. La mayoría preguntan por el hotel. No se lo toman a mal, ni se enfadan. Les extraña porque van buscando el centro de la ciudad y aparecen aquí, pero nada más. Nosotros ya estamos acostumbrados", indica Garrido.

Alberto García, propietario del hotel, asegura que incluso ha intentado "que se arreglara esto de alguna manera, que se pudiera hacer algo, pero no hay manera, es complicado". Así que muchas veces opta por decirles a los clientes que le llaman que busquen la calle Doctor Fléming, para evitarles el viaje hasta Erbedelo.

"Muchos me llaman y me dicen que creen haberse equivocado, porque no hacen más que subir por una carretera y alejarse de la ciudad, pero nunca hay ningún problema", explica el dueño del establecimiento. Así pueden conocer algo más de Ourense.

"Es cosa de los GPS o los Tomtom, tampoco de todos, no sé muy bien de qué depende", explica. Algún visitante seguro que se habrá llevado un buen susto al comprobar cómo, a pesar de haber elegido un establecimiento en el centro de la ciudad, su guía automatizado le dirigía hacia las afueras. Aunque nada comparable a aquel conductor que, siguiendo indicaciones del GPS, acabó en las escalinatas de la iglesia de Santa María Nai. La tecnología no es infalible, está claro.