El estado de las obras aplazará el AVE hasta el 2023

La electrificación y las pruebas hacen imposible que se pueda cumplir el plazo de 2021 que todavía dan por válido Transportes y el Adif

Las obras del AVE gallego, entre Pedralba y Ourense, a vista de dron
Las obras del AVE gallego, entre Pedralba y Ourense, a vista de dron

Ni 2021 ni 2022. El ritmo con el que se desarrollan las obras entre Pedralba y Ourense y los dilatados plazos que se están produciendo en la resolución de las pruebas en cada nuevo tramo de línea de alta velocidad van a dejar la estación de Ourense a la espera de la llegada del primer AVE hasta 2023. No es una fecha nueva sino la que la dirección general de fondos europeos del Ministerio de Hacienda había comunicado a Bruselas, y que avanzó este periódico el 1 de febrero de 2020.

A día de hoy resulta materialmente imposible que el AVE llegue a la estación de Ourense en la primavera o verano de 2021, como aseguró hace unas semanas la presidenta del Adif en Vigo y unos días el Secretario de Estado de Infraestructuras del Ministerio de Transportes en Cambre. Una y otro se fiaban de un cronograma, trazado a principios de este año, que aseguraban la culminación de los trabajos de electrificación de los 119 kilómetros de vía que hay entre Pedralba y la estación de Ourense en el tercer trimestre de este año, es decir, antes de que concluyese el mes de septiembre y un audaz plan de pruebas en ese tramo que fuese capaz de conseguir la autorización de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria en menos de ocho meses.

Pero esos titulares, propiciados por las declaraciones de ambos altos cargos del Ministerio de Transportes, no están respaldados por la realidad que nos muestran, por una parte el avance de las obras en los 119 kilómetros entre Pedralba y la estación de Ourense y por otra, la duración media de la fase de pruebas en los tramos de alta velocidad para autorizar su entrada en servicio. Las obras no estarán concluidas hasta bien avanzado 2021. Si a eso le sumamos un tiempo medio de pruebas que estará en torno a los 18 a 20 meses, como ha venido sucediendo en los tramos precedentes, todos ellos de menor complejidad técnica que el que concluye en Ourense, no solo será imposible que el primer AVE llegue a la estación de A Ponte en verano de 2021, también incluso en 2022 y hace más verosímil la fecha de 2023 que ya había comunicado el Gobierno a Bruselas como plazo límite para la conclusión de la línea de alta velocidad a Galicia.

Sin retrasos

Que la electrificación del último tramo del AVE gallego no se concluyó en septiembre, ni se prevé que quede terminada en los próximos meses es algo que cualquier lector puede comprobar, tan solo con mirar el viaducto del Miño y los kilómetros anteriores hasta pasado Seixalbo, donde todavía no hay ni catenaria ni tan siquiera los postes sobre los que ha de sustentarse. ¿Se trata de un nuevo retraso? No. El contrato firmado por la UTE Pedralba-Ourense, formada por las empresas Electrén y Elecnor el 5 de marzo de 2019, le daba a esta unión temporal de empresas un plazo de ejecución de 22 meses a partir de la firma del acta de replanteo e inicio de obras, acto que se materializaría semanas después, lo que sitúa la conclusión de sus trabajos en la primavera de 2021.

Que las obras del tramo ourensano se finalicen en el primer semestre de 2021 no obedece, pues, a un retraso sobrevenido como consecuencia de circunstancias imponderables como la pandemia, sino algo que estaba ya programado desde, al menos, el nueve de agosto de 2018, cuando la licitación de este contrato se hizo pública. Los técnicos que redactaron los pliegos de este contrato fijaron en esos documentos el plazo y, por tanto desde el Adif se sabía desde ese momento que 2019 iba a resultar una fecha imposible para terminar las obras, pero también 2020 y en consecuencia el AVE no podría llegar de ninguna de las maneras en 2021. A pesar de lo cual, tanto desde el ministerio, la Delegación del Gobierno y el propio Adif afirmaron una y otra vez fechas que la inexorable realidad se fue encargando de desmentir. Y todavía sigue haciéndolo.

Ya no es asunto de los fantasmas del pasado

Durante un tiempo fue creíble que el fantasma de Ana Pastor, que anunciaba fechas imposibles de cumplir para la llegada del AVE a Ourense cuando era ministra de Fomento, siguiese merodeando por los despachos del Adif, como causante de cada nuevo retraso que se producía. Pero hay un momento en el que la responsabilidad a la hora de señalar plazos imposibles ya queda fuera de su influjo y solo puede ser atribuido al actual equipo. Problemas con las bases de montaje que causan retrasos en el montaje de la vía, contratos cuya planificación pone más allá de las fechas que prometen como verdadero punto final de las obras y plazos en la realización de las pruebas que resultan imposibles de cumplir.

El tiempo, de nuevo el juez inapelable

En agosto de 2018, este periódico informó de que con los plazos que fijaba la licitación del contrato de electrificación era técnicamente imposible que las obras de la línea de alta velocidad a Ourense estuviesen finalizadas en 2019.

Como consecuencia de aquella información, la Xunta preguntó a Fomento sobre la implicación que la licitación de ese contrato tendría en los plazos señalados por el ministerio para la finalización de las obras y si se mantenía pese a todo el plazo de 2019. Dos días después, Fomento aseguraba a la consellería de Infraestructuras que tan solo 14 de los 22 meses del contrato de electrificación eran necesarios para la conexión eléctrica efectiva entre Pedralba de la Pradería y la estación de Ourense, y los otros ocho meses restantes se preveían para trabajos complementarios y de mantenimiento que no impedirían la circulación de los trenes.

Veinticinco meses y medio después de aquel desmentido de Fomento a la información publicada por La Región, se puede comprobar que pasados los 14 meses, las obras de electrificación comenzaron antes del verano de 2019, no hay una vía electrificada entre Ourense y Pedralba.

En la ya larga historia del trazado de alta velocidad entre Olmedo y Ourense no se ha cumplido nunca ni un solo plazo, ni una sola fecha, de las que habían sido anunciadas. Ni para la finalización de las obras ni para la entrada en servicio de los tramos que hasta ahora se fueron terminando.

El más reciente ejemplo lo tenemos en los 110 kilómetros de Zamora a Pedralba. José Luis Ábalos aseguró en Ourense, en octubre de 2018, que ese tramo entraría en servicio en algún momento de 2019. Un año después, en septiembre de 2019, aplazaba hasta los primeros meses de 2020 el ahorro de 50 minutos en el viaje entre Ourense y Madrid. Antes de la declaración del estado de alarma se daba por seguro que la fecha de apertura sería el pasado mes de junio. El 28 de abril, La Región publicaba que podría retrasarse hasta noviembre, al tener conocimiento de un documento interno del Adif que ampliaba la fase de pruebas hasta el 30 de septiembre. Desde el Adif desmintieron inmediatamente ese dato, señalando que si bien existía ese documento, los plazos que marcaba daban un margen mucho más amplio del que se necesitaba y reafirmaron que en junio podrían circular los trenes comerciales por ese tramo. A día de hoy, la fecha de inauguración va de aplazamiento en aplazamiento, por ahora, hasta el 16 de octubre.

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