EL MACHISMO NO CESA
La violencia de género no da tregua: 2,4 denuncias al día en Ourense
FISCAL DELEGADO DE VIOLENCIA DE GÉNERO EN OURENSE
Más de cuarenta años dedicados a su profesión le avalan. Julián Pardinas (Ourense, 1953), fiscal delegado de Violencia de Género en Ourense, es una de las caras más visibles de la provincia en la lucha contra la violencia machista.
¿Cómo está actualmente el tema de la violencia de género en Ourense?
Está como el año pasado y el anterior. El año pasado creo recordar que habían sido 1.067 de casos de violencia familiar y de género, de los cuales 960, creo recordar, fueron específicamente de violencia de género. El año anterior habían sido en torno a los 900 también y vamos subiendo el número de procedimientos un poco cada año, pero eso no es una buena señal evidentemente, lo ideal es que se rebajasen este tipo de delitos.
En la última década ha crecido el número de denuncias. ¿Qué causas explican esta subida?
Hay diversos factores. Las campañas de sensibilización social lógicamente han influenciado en la población y el mensaje ha llegado a la víctima que se decide a dar ese paso de denunciar. Sabe que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y los mecanismos judiciales están puestos a su disposición y se les explica que se puede zanjar esa situación de sufrimiento.
“Denunciar no solo es seguro, sino también necesario”
¿Existe un número significativo de víctimas que no se atreve a denunciar?
Imagino que sí, aunque nunca lo sabremos porque es una estadística inexistente. Es verdad que hay un montón de víctimas que no quieren cooperar. Por ejemplo, en la última guardia se procedió a la detención de dos personas por presuntos delitos de malos tratos de violencia de género y a la hora de la verdad la víctima no quiere presentar denuncia, por lo que nos vemos atados de pies y manos.
¿Qué motivos explican esto?
Me imagino que hay muchos. Puede ser el miedo a represalias, una falsa creencia de que él está enamorado de ella y, por tanto, no puede hacerle ese daño que puede concluir con que la Administración de Justicia lo envíe a prisión. Hay múltiples respuestas a esta pregunta.
¿Es seguro denunciar?
Evidentemente, no solamente seguro sino también necesario. Desde la Administración de Justicia y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad al Estado se presta todo tipo de atención a las víctimas. Claro que es seguro.
¿Ocurre que la víctima denuncia y luego en el juicio se echan para atrás?
Ese es un problema que teníamos con anterioridad. Antes había un precepto en la ley de enjuiciamiento criminal que permitía por razones de parentesco a determinadas personas no prestar declaración contra quien hubiese sido su agresor. Hubo una reforma de ese precepto y ahora desde el principio se apercibe a la persona que presenta la denuncia, en el momento que declara por primera vez se le pone de manifiesto que su obligación en el caso de que quiera declarar es declarar hasta el final del procedimiento. Es ese el momento cuando puede decidir si quiere o no declarar. En el supuesto de que llegado el juicio oral, habiendo prestado declaración hasta ese momento, no quisiera declarar, en ese caso habría que ver las razones de esa no declaración de la víctima e incluso podría concluir en un procedimiento contra ella.
“Todavía me quita el sueño el crimen de Taboadela”
¿Hubo alguna consecuencia hasta ahora?
Hasta este momento no.
¿Cuál es el perfil mayoritario del agresor?
No hay un perfil único, los encuentras en todos los estamentos sociales.
¿En qué se puede mejorar?
En la educación. Este es un problema estrictamente educativo. El derecho penal es represivo por su propia naturaleza, lo que vamos a conseguir cuando una persona da el paso adelante de denunciar y decir lo que ha sufrido es imponer una pena al agresor y que no sigan ocurriendo estos hechos, pero lo que ha sufrido durante todo el periodo de tiempo hasta que presenta la denuncia no se lo va a quitar nadie. Tenemos que educar a los pequeños desde la infancia en los principios de convivencia democrática y de igualdad, entendiendo estos últimos como los mismos derechos y obligaciones en cuanto que personas, con independencia de que sean hombres o mujeres. Si conseguimos educar a los menores en esos límites de convivencia democrática, daremos un paso de gigante para la resolución no solo de este problema, sino también de otros muchos.
Usted lleva muchos años luchando contra la violencia de género, ¿hay algún caso que le haya marcado?
Muchos. Quizás el que más el de Verín, la muerte de Isabel Fuentes a manos de su marido. Fue aquel caso donde él le había dado unos martillazos en su domicilio y aquello lo simuló como un robo con violencia de personas que habían entrado. Ella fue internada en el centro sanitario y allí la persona que la había intentado asesinar con anterioridad acabó con la vida de ella a base de cuchilladas.
¿Algún caso le ha quitado el sueño?
Muchos y hay uno que me lo sigue quitando todavía porque me voy a jubilar sin poder sentar al responsable en el juicio. Es el crimen de Taboadela, en el que fallecieron José Martínez y María Teresa Campos. Ese crimen está impune pese a todos los esfuerzos que se han hecho para identificar al autor.
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