Los juzgan en Ourense por agarrar del cuello a una mujer en A Rúa

Un acusado, una denunciante y dos testimonios que solo coincidieron en el lugar en el que ocurrieron los hechos: cerca del colegio Pablo VI, en A Rúa. Este viernes en el Penal 1 se juzgaron los hechos sucedidos el 27 de septiembre de 2024 entre Enrique F.C. y la denunciante, quienes no se pusieron de acuerdo ni en si fueron o no novios.

Según el acusado, aquel día, tras jugar a la petanca, se dirigía a su domicilio en su coche cuando, a la altura de la rotonda de Pablo VI, notó como una piedra impactaba en el cristal de la puerta delantera derecha. Tras ello, siguió relatando, se bajó y vio a la denunciante, la cual no era su pareja, pero salían juntos “de vez en cuando”.

Ella, narró el acusado, lo insultó y lo agarró del pelo tirándolo al suelo, aunque él consiguió zafarse. Asimismo, resaltó que era frecuente que se abalanzase sobre él. Posteriormente, siguió golpeándole el coche. “Cada vez que me ve, se tira a mí, no puedo más, escapo cada vez que la veo”, indicó. En este sentido, puso como ejemplo otro episodio entre ambos. Sucedió en Quiroga y, según Enrique, ella se abalanzó sobre él y la tuvo que agarrar por las muñecas para que le dejase de pegar.

Distinta versión

No coincidió en nada la denunciante en su versión, empezando por el vínculo que tenían. “Tuvimos una relación sentimental que duró como medio año, lo quise mucho”, indicó, resaltando que nunca durmieron juntos. Según su relato, el 27 de septiembre del pasado año se encontraba en un mirador que hay en la zona donde está situado el colegio Pablo VI, en A Rúa de Valdeorras. “Él apareció por detrás, me cogió por el pescuezo y me tiró al suelo, me quiso estrangular, yo me defendí”, aseguró.

En ese momento, pasaron por allí dos personas, aunque según ella, no hicieron nada. “Eso en A Rúa es normal, nadie hace nada”, indicó. También explicó la complicada situación entre ambos. “Desde que cortamos me perseguía, es una persona que me trastoca”, aseguró. Al respecto, manifestó que Enrique la insultaba con expresiones como “puta” o “sidosa”.

El acusado utilizó su derecho a la última palabra para volver a la carga contra la denunciante. “Es una mentirosa, siempre me está insultando y viene hacia mí”, manifestó. Tras ello, el juicio quedó visto para sentencia.