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TARDE EN LLAMAS
Me llamó mi hijo llorando y me dijo: ‘Mamá, está ardiendo Seixalbo”, relató ayer Puri Rolán, quien vivió momentos de mucha angustia. “Cuando hablé con él le dije: ‘Lo material no importa hijo, ponte a salvo y ya está”, explicó. Ella se encontraba en Campobecerros (Castrelo do Val) y, pese a que su hijo le dijo que estuviese tranquila, no se lo pensó dos veces y se desplazó hasta Seixalbo. Al llegar, vio como las llamas se habían quedado muy cerca de las viviendas.
Javier Rodríguez, su hijo, se enteró de que había un incendio mientras se encontraba trabajando. Estaba en el laboratorio dental y, de repente, se fue la luz y salió y ya se dio cuenta de que olía mucho a humo. Cuando estaba en el coche se percató de que estaba ardiendo en Seixalbo, donde tienen sus padres la finca. “Llegué, cogimos agua de la piscina con cubos, usamos también dos mangueras y nos pusimos a apagarlo. Las llamas se quedaron a dos metros, lo paramos de milagro”, señaló Javier Rodríguez, quien reconoce que lo pasó mal y pensó que el fuego estuvo cerca de llegar a las casas. “Fue una situación de taquicardia, estaba aquí que me moría cogiendo cubos, sudando con el calor del fuego… Libramos por nada”, añadió.
La situación en Seixalbo fue muy complicada, tal y como demuestran las 50 hectáreas calcinadas por el fuego, ahora mismo estabilizado, e incluso hubo que evacuar vecinos ante la amenaza que suponían las llamas para las viviendas. Fue el caso de Pilar Pérez y su marido Manuel Míguez, quienes tuvieron que abandonar su casa. “Chegamos sobre ás dúas da tarde e vimos un lume alá no medio do monte e cinco minutos despois había outros dous conatos aquí abaixo”, narró Míguez, quien se le notaba al hablar la carraspera causada por el humo.
De inmediato, empezaron a llegar bomberos, policías y guardias civiles, quienes les mandaron abandonar la vivienda ante el peligro. Inmediatamente después, los efectivos fueron a desalojar a una mujer mayor que vive a escasos metros y no quería salir, aunque finalmente fue evacuada. “Salvaron as casas, polo que, dentro do que cabe, bastante ben, tivemos medo de que ardera a vivienda, estivo ao lado”, indicó Miguez.
Durante la tarde, José Casares llegó a su finca de Seixalbo y se encontró con que su tractor había sido alcanzado por las llamas. “Non lle hai que facer, ardeu a batería e todo”, se lamentó cuando lo vio. Todo el mundo intentó poner su grano de arena para colaborar ante una situación límite: policías locales y nacionales ayudando a apagar fuegos y evacuando personas; Guardias Civiles encargándose del tráfico, de sofocar llamas y de ayudar en todo lo que podían, como el caso de un agente de Tráfico que fue a llevarles agua a unos perros que estaban en una vivienda de la zona; dos jóvenes aportando provisiones durante la tarde; o bomberos de diferentes partes de Ourense e incluso de otras provincias apagando los incendios, una tarea en la que ayudaron los propios vecinos.
Solo dos kilómetros de distancia separan el núcleo de Seixalbo del Alto do Cumial, las dos zonas donde se originaron los mayores fuegos, que pusieron en jaque la ciudad y llenaron todo el cielo de humo. José Manuel González estaba en la playa de Moledo (Portugal) y volvió al Alto do Cumial tras la llamada de su padre. “Las llamas se quedaron muy cerca de la vivienda, pero hay un muro bastante grande y no tuvimos miedo de que llegase a la casa”, explicó. En este sentido, señaló la importancia de desbrozar para evitar volver a vivir este tipo de situaciones en el futuro.
Enfrente vive María del Socorro García. “A mí me dijeron que estaba mejor en casa ”, explicó ayer, aunque hubo a otros vecinos a los que sí que evacuaron, como una mujer con problemas de movilidad que tuvo que ser trasladada al domicilio de un familiar. Hasta esta zona se movilizaron para colaborar los bomberos del distrito XV. Uno de ellos fue Óscar Parada, quien trabaja en Trasmirás y acudió al Alto do Cumial para ayudar a los vecimos. “Encontrámonos un lume moi preto das casas que había que achuchar para que non se metese nelas, temimos que algunha vivenda se vise afectada, por exemplo aquela (señala una cercana) estaba bastante comprometida”, señaló tras la intensa labor realizada.
A aproximadamente un kilómetro de distancia y a unos metros de la vía del tren está la casa de Óscar Cuquejo, quien ayer a las 19,00 horas estaba comiendo, ya que no lo pudo hacer antes debido a que se encontraba luchando contra el fuego: llamas de unos ocho metros de altura que comprometieron mucho su vivienda. “Lo vimos muy muy cerca, vimos peligrar la casa, si tardamos 10 o 15 minutos más…. Me siento impotente”, explicó con un tono que denotaba la tensión de lo vivido y el cansancio acumulado. “Va a ser una noche difícil, pero, si no hay viento, malo será”, apuntó.
Al cierre de esta edición, el incendio en Seixalbo continuaba activo, pero con una evolución favorable tras calcinar alrededor de 50 hectáreas. En las labores de extinción han participado: 1 técnico, 6 agentes, 8 brigadas, 5 motobombas, 4 helicópteros y 4 aviones. Diferentes vecinos apuntaron ayer que el fuego se habría originado por unas chispas derivadas de un tren. Este periódico intentó contactar con Adif y Renfe, aunque no obtuvo respuesta.
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