María Jesús Gómez Rodríguez: ’Hay que construir un hospital psiquiátrico funcional y bien comunicado con la ciudad’

El Hospital de Toén tiene los días contados. ¿Es inevitable su cierre?

Sí, porque su estructura está obsoleta y, aunque el sitio es ideal, mantenerlo aquí supondría una inversión inmensa. Hay que construir un edificio con mayor funcionalidad, más acogedor, con espacios confortables y un entorno ambiental diversificado, adecuado a los requerimientos del paciente. Además, hay que acercar al enfermo a la sociedad.

El nuevo hospital se situará en Piñor. ¿Qué le parece la ubicación?

Muy adecuada, porque dispone de un espacio externo importante, con jardín, y buenas comunicaciones con la ciudad.

¿Cuál es la capacidad actual de ingresos del centro?

Tenemos en Toén 85 camas disponibles, distribuidas en tres unidades. La de Cuidados Especiales con 16; la de Rehabilitación Psicosocial, que es de media estancia, con 35; y la Residencial, también con 35.

Pero los pacientes de esta última unidad van a ser trasladados a un centro privado. ¿Cómo les va a afectar?

Creo que será beneficioso. Van a vivir en un sitio mejor, integrado en la ciudad, donde puedan pasear y estar cerca de la familia. Los usuarios de la Unidad Residencial son pacientes psicóticos con ingresos de larga duración, con alucinaciones y delirios, que deambulan por el centro y con escaso vínculo con los demás, son sólo ellos con su locura. Es decir, están ingresados por falta de vínculo fuera o por la gravedad de su patología.

¿Y cómo afectará al hospital?

Será positivo, porque nos dedicaremos a trabajar más con pacientes jóvenes y subsidiarios de encontrar un lugar en la vida. En Toén es importante el Proyecto Puente, que el enfermo mantenga un vínculo con la institución, que se renueva semanalmente, y para ello contamos con una plantilla de cuatro psiquiatras para 70 pacientes. La Unidad de Cuidados Especiales es una uni dad cerrada para pacientes muy psicóticos, con riesgo de fugas, lesión, suicidio, o con orden judicial de ingreso, o que precisan de una supervisión continuada por la gravedad de su patología. Y son ingresos medios de tres semanas. De aquí pasan a Rehabilitación, que es una unidad abierta, con autonomía deambulatoria tanto por el centro como por Ourense. En ella se trata a pacientes psicóticos jóvenes o con graves trastornos de personalidad que han perdido el vínculo social y que suelen consumir tóxicos. La estancia es de seis a 12 meses.

Con todo, la dotación del futuro edificio, 36 y 26 camas para Rehabilitación y Cuidados Especiales, respectivamente, supone una reducción del número de plazas. ¿Serán suficientes?

No tenemos lista de espera, puede que en la unidad cerrada no haya disponibilidad de camas, pero sí en las unidades abiertas. Hay una necesidad de incorporar más camas en la Unidad de Agudos, que en breve tendrá cuatro más, pero esta carencia la suplimos nosotros. Es suficiente el número de plazas del hospital, pero hace falta otro hospital de día, talleres ocupacionales, que no hay, aumentar la red de pisos protegidos y potenciar el equipo de la unidad de cuidados externos, así como la hospitalización a domicilio. El futuro pasa por aquí. Esto es más beneficioso para el paciente y la familia.

¿Qué número de pacientes atiende al año el hospital de Toén?

En 2006 ingresaron en Cuidados Especiales 64 pacientes; 80 en Rehabilitación, y 11 en la Unidad Residencial. Del total de ingresos (155), 89 fueron pacientes nuevos y 66, reingresos. La media de edad es de 50 años (pocos pacientes superan los 65) y la esquizofrenia paranoide es la patología más común.

¿Hay que modificar el modelo asistencial actual?

Hay que respetar la integridad de los pacientes, fomentando, en la medida de lo posible, un tratamiento voluntario y con implicación activa del enfermo. La medicación funciona y es necesaria, pero es vital el trato desde la responsabilidad del propio afectado.