Vanessa Peña, un lema para el éxito: “No me olvido de donde vengo”

La nueva ourensanía

Ourensana desde los siete años, Vanessa Peña es una mujer hecha a sí misma de raíz latina y acento gallego, que mira al futuro sin olvidarse del pasado, y que rompe moldes culturales haciendo suyo el ‘shakirazo’ de “las mujeres facturan”

Miriam Blanco | M. Vázquez

Publicado: 03 abr 2024 - 05:20 Actualizado: 03 abr 2024 - 07:44

La nueva ourensanía | Entrevista a Vanessa Peña

“A vaca é de onde pace, non de onde nace”, así de campechana se muestra Claudia Vanessa Peña Osorio (Cartago, 1987). Sibila del peinado y la estética, alberga casi más belleza por dentro que la que vende por fuera. En su negocio en el centro de la ciudad despacha diagnósticos de cabello a todo tipo de clientela. “No me da la gana de que sea sólo para gente con un nivel adquisitivo alto”, sentencia asertiva y de buen humor. “Nunca me olvido de dónde vengo”, continúa, y bien hace en recordarlo porque nadie lo diría por su acento, que de valluno tiene bien poco porque suena cien por cien gallego. “Cuando voy con mi socia a formaciones fuera de Galicia nos confunden, creen que la colombiana es ella”, ríe Vanessa su dicción camaleónica, y todavía gusta más oírla hablar con el deje regional de aquí mientras que el envoltorio es el de una Karol G. latina, un referente estético para ella. “Por su historia y por venir de abajo y ver todo lo que ha conseguido”, comenta.

De Colombia el calor

Originaria de un región interior “muy parecida a Galicia”, y de “una ciudad humilde, pero muy bonita”, se mudó aquí a los siete años con su madre “por cumplir el sueño español”, confiesa se le llamaba a tal travesía. Eligieron esta parte del mundo porque había cierta familia en Casaio, la aldea de Valdeorras y allí vivieron un año madre, Vanessa y hermana. De ahí fue Xinzo, y posteriormente Ourense donde la mayor montó un restaurante. “La mejor cocinera del mundo”, canta Vanessa las bondades de su madre a los fogones que hace igual de bien una bandeja paisa que un cocido, a la sazón sus platos favoritos.

Vanessa Peña
Vanessa Peña

“Yo de mayor quiero montar una peluquería”, soñaba Vanessa ya con quince años con una vida en torno a la belleza, así que pronto se formó en toda suerte de disciplinas, y montó un centro chiquito en el Couto con su socia. De ahí les fue bien, decidieron ampliar y en el 2019 abrieron su actual negocio. “Nos vino el covid al año y fue una bofetada bastante grande”, se sincera sobre un periodo de incertidumbres, y espontánea Claudia Vanessa, que es muy de proverbios, comenta “que las pilló en bragas”, pero que “pico y pala, pico y pala” ahí siguieron hasta hoy.

“Estuve casada diez años, es un socio nuestro y somos muy amigos”, enumera Peña Osorio una santísima trinidad entre risas cuando entramos en lo afectivo, y sin querer se le mete la oficina porque ella es trabajo ante todo. “Yo he venido a romper los patrones que tengo en casa”, concluye acerca de la cultura latina que limita a la mujer al espacio doméstico, y habla de algunos tíos y demás familia que la cuestionan por ser “una tía demasiado independiente”, describe. Va más allá esta súper hembra colombiana y hace propio un lema que no es suyo pero como si lo fuera, “las mujeres ya no lloran las mujeres facturan”, no lo canta pero casi.

“Soy de sangre latina con lo cual me encanta el calor”, intenta arañar esta joven colombiana algo de su yo de allá porque es galleguísima “me siento como tal la verdad”, y qué mejor comunión de ambos mundos que exportar experticia y montar un centro en Cartago. “Otras ideas, sueños que tengo en mi cabeza”, comenta.

Vanessa Peña
Vanessa Peña

Claudia Vanessa Peña Osorio es una personalidad poliédrica y crisol de culturas en el que coexisten un “cona que te pariu”, con un “mami que diosito me le pague porque yo no tengo plata”. “Listo ma”, responde a esto último, y no queda claro si esa sílaba que abrevia el término madre es de aquella tierra o de esta.

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