Obituario | Odilo Fernández Saco

Publicado: 28 may 2022 - 03:20 Actualizado: 28 may 2022 - 07:53

Odilo Fernández con sus hijos, María y Odilo, en el Cronómetro.
Odilo Fernández con sus hijos, María y Odilo, en el Cronómetro.

Toda una institución en el comercio ourensano, donde hasta el final permaneció como referente de toda una estirpe de joyeros y relojeros, Odilo Fernández (El Cronómetro 1928) fallecía ayer a los 96 años dejando tras de sí el poso de una vida de dedicación, trabajo y entrega al frente de un negocio único en España, como única era la firma de muchas de sus creaciones. Con la tercera generación al frente, de la mano ya de sus hijos María y Odilo, formaba Fernández Saco parte de una amplia estirpe de joyeros y relojeros que se inició en el año 1903, de la mano de su abuelo, quien en 1911 abriría su propia joyería en Cuba y en 1928 lo haría en Ourense. “El Cronómetro 1928” es por tanto más que un negocio familiar centenario, espacio y taller donde trabajar obras de arte, piezas únicas, en joyería, sobre todo en diamantes y piedras preciosas, además de en relojería. De hecho, y como recordaba muchas veces y aun ahora hace su hijo Odilo, que recogió mucha de su "buena mano" en el minucioso trabajo relojero, “El Cronómetro” es todavía marca del único reloj, de pulsera o de bolsillo, que se sigue fabricando pieza a pieza de manera manual en toda España.

Heredero, como ahora sus hijos de la tradición familiar, dedicó desde su taller prácticamente hasta el final de sus días todo su esfuerzo en continuar lo que arrancaba en 1903 desde la pequeña parroquia de San Miguel do Campo, y que llevaría al fundador Odilo Fernández Losada -dedicado ya a venta y realización de piezas de joyería y relojería-, a como a muchos gallegos cruzar el Atlántico, hasta la la floreciente Cuba, donde abría un establecimiento para la venta de sus propias piezas con el estilo artdecó de la época. En 1928, como recuerdan los propios gestores del establecimiento ourensano, regresa a Galicia y se instala en la ourensana calle de la Paz, desde donde sus descendientes ya en la tercera generación, continúan dando vida a sus propias colecciones de joyas realizadas en los talleres originales, y a los relojes mecánicos de su propia marca.

Destilaba pasión y de ese desempeño profesional dan cuenta sus herederos en la tercera generación, tanto que su hijo Odilo recordaba hace no mucho como ese ejemplo le llevaba a continuar al lado de su hermana el legado familiar: ·Nunca pensé en dedicarme a otra cosa -decía en una entrevista en la región acompañado por su padre-. Estaba tan metido aquí, incluso de niño… mi hermana y yo veníamos a jugar. Y lo que al principio era un juego acabó siendo una pasión que se contagia y que termina enganchándote. Mi padre sigue trabajando y cotizando a la Seguridad Social. Es mucho más que un trabajo". Hasta el final, aun con el horario especial necesario por su edad en la reapertura tras la pandemia, "no cerramos ni en la Guerra Civil" presumía con pasión quien estuvo al frente de un negocio que le llevó a lucir orgulloso el título de comerciante en activo de mayor edad de Ourense.

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