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La entrada en vigor del “plan b” de la Xunta, a la espera del auto del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) sobre los certificados covid, vuelve a poner contra las cuerdas a la hostelería. En los concellos en nivel máximo y alto (en la provincia, Verín y O Barco), el sector sufre desde ayer nuevas restricciones de aforo en interiores para reducir la posibilidad de contagios, una medida de la Xunta que no cuenta con el respaldo de la mayoría de negocios. Los restaurantes ven necesaria la vuelta del uso del certificado para acceder a los establecimientos, dado que la clientela “ya estaba acostumbrada”. Los bares, por su parte, no lo tienen tan claro.
Asociaciones de hostelería de A Coruña, Pontevedra y Lugo tildan de “desastrosas” las nuevas medidas, que implican interiores cerrados en los concellos en nivel máximo y reducción al 30% en el nivel alto. En Ourense, la Unión de Hosteleros Ourensanos (UHO) apoya su postura. “Eu prefiro pedir o certificado e que non me toquen o aforo. Se a min me reducen ao 30% no interior só podo atender a 15 persoas, e con ese volume de xente teño que enviar de novo a parte do persoal ao ERTE; para negocios como o meu non hai outra opción”, explica Javier Outomuro, presidente de la entidad. El hostelero asegura que los clientes no ponían “ningunha pega” y que la mayoría ya llegaba a la puerta con el móvil en la mano, preparados para presentar su certificado de vacunación.
El presidente de la UHO señala, además, el “buen verano” que está viviendo el sector tras un año y medio “muy difícil”, marcado por las sucesivas restricciones de vida social y movilidad.
Pepe Vilachá, vicepresidente de la Asociación de Hostalaría e Restauración Ourensá (Ahrou) y dueño del bar Vilachá de la ciudad, pone sobre la mesa la realidad de los bares y cafeterías, “distinta” a la de los restaurantes. “A nosa clientela é moi distinta: cada cinco minutos tes a xente entrando, mentres que un restaurante funciona con reservas e antelación. Así non é difícil pedir o certificado”, señala. Vilachá también reconoce la dificultad de los bares de controlar a todo aquel que entra: “Terías que ter a unha persoa na porta que se poña a comprobar se o que entra ten certificado”.
De hecho, antes de que el TSXG tumbase la medida de presentar certificados de la Xunta por no contar con respaldo judicial, numerosos hosteleros decidieron cerrar el interior de sus negocios para evitar lidiar con la clientela. “É que nos están facendo responsables de algo que non nos corresponde a nós. Houbo quen xa perdeu clientes fixos por istoo”, asegura. Desde Ahrou piden a las administraciones tener en cuenta las particularidades de restaurantes y bares antes de tomar medidas.
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