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REPORTAJE
Dos técnicos de la concesionaria de la autovía lusa A-24 (enlaza con la ourensana A-75 en Feces de Abaixo) revisaban en la mañana de ayer el sistema de pago del peaje de Outeiro Seco (Chaves) en previsión de una afluencia masiva de conductores extranjeros con motivo de las vacaciones veraniegas. Pero la circulación en ambas autovías era más bien escasa, incluso menor que en un día laborable. "Hay poco movimiento. Habrá más en agosto", asegura uno de los técnicos.
Por contra, la intensidad circulatorio se incrementa ligeramente a medida que avanzaba la mañana en la carretera nacional entre Verín y Chaves. La mayoría de los vehículos circulaba en dirección a la provincia de Ourense. "Vamos a repostar combustible y, de paso, hacer unas compras y dar un paseo, hacer un poco de turismo", explica uno de los conductores, Iván Freitas.
Y no era el único. Los trabajadores de la estación de servicio de Feces de Abaixo trabajaban a las 11,00 horas sin descanso y en los surtidores cada vez se acumulaban más vehículos. "Hay mucha diferencia de precio, tanto si pones gasóleo como gasolina. Puedes ahorrar más de 20 céntimos en litro", recalca un cliente, Antonio Gomes.
Tras llenar el depósito del automóvil, la mayor parte de los conductores lusos continúan el viaje hacia Verín. En la carretera se mezclaban con ciclistas que también aprovecharon la apertura de la frontera para pedalear por asfalto ourensano. "La ruta se hace más entretenida porque estamos corriendo en el extranjero. Son los beneficios de residir en la frontera", ironiza uno de los deportistas.
Mientras, en los comercios de Feces hacían compras los primeros clientes, que incluso podían degustar una ración de pulpo. "Es el primer día que instalamos el puesto tras el confinamiento. Desde el pasado mes de marzo, no volví a Feces", comenta la pulpeira, que se desplazó desde Xinzo.
Las vallas utilizadas para cortar el paso fronterizo de Baltar. La GNR las mantiene en previsión en la cuneta.
Los primeros clientes no tardaron en aparecer. "La apertura de la frontera se notó en las ventas, porque la mayoría de los clientes son portugueses", afirma el presidente de la asociación de vecinos, Antonio Dosantos.
La actividad comercial se incrementó desde el pasado 1 de julio. David Rodrigues tienen un bar del lado luso, en Chaves. "Llevaba meses sin servir un café a un español. Se notaba mucho el cierre de la frontera", asegura.
La satisfacción por el incremento de las ventas no es total. En todos los negocios se aprecia el miedo a un contagio. "Hay mucha gente que entra sin mascarilla", lamenta Antonio Dosantos, tras la barra de su bazar. "Veremos cómo acabamos, porque hay mucha gente que viene de otros lugares. Debían hacer más controles", añade.
El mismo temor está presentes en las fuerzas policiales tanto españolas como lusas. Estas últimos mantienen apilados en los pasos fronterizos los grandes bloques de hormigón que utilizaron en los últimos meses para impedir la circulación. Los bloques fueron facilitados por constructoras y cámaras municipales, que no tienen previsto retirarlos en previsión de que puedan volver a utilizarlos en caso de un rebrote del coronavirus. "Esperemos que no sea necesario volver a cortar la frontera, pero mientras no esté a la venta un medicamento, una vacuna, todo es posible", afirmaban fuentes de la Guardia Nacional Republicana.
El presidente de la Cámara de Montalegre, Orlando Álves, insta a la población a extremar las medidas de seguridad para evitar contagios. "Sería terrible tener que retroceder después de los meses tan duros que acabamos de pasar", aseguró.
La apertura de los pasos fronterizos, además del intercambio comercial, beneficia a numerosos trabajadores a la hora de incorporarse a sus puestos de trabajo. "Todos los días tenía que hacer más de 100 kilómetros. Llegó un momento que me planté alquilar una vivienda en Xinzo para no ir todos los días a dormir a Montalegre", explicaba un trabajador afectado, Rubén Teixeira.
Pero el transcurrir cotidiano de los vecinos de la Raia aún no está completo. Montalegre lidera una escuela de parapente en la parte más alta de la Serra de Larouco que aún no comenzó a funcionar, cuando otros años era escenario al llegar estas fechas de una prueba del campeonato del mundo.
Otro de los atractivos son las típicas "chegas dos bois", que de momento aún no tienen calendario. El pasado día 17, la localidad lusa de Vilar de Perdices redujo a una misa con media docena de personas la celebración de su Virxen da Saúde, que congregaba a cientos de romeros ourensanos y portugueses en torno a su ermita, prácticamente en la misma frontera.
Andrés Freitas aprovecha los veranos para segar fincas y prados del lado ourensano. "Este año no comencé y no sé si lo haré, porque en cierta manera me da miedo un contagio. No por mí, es más por las personas mayores, familiares que tengo en la casa", asegura.
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