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Última hora coronavirus | Con vacuna o sin ella, los interiores no triunfaron

Lucha contra el coronavirus

Los ourensanos prefirieron las terrazas en el estreno de las nuevas medidas en la hostelería

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El primer día de restricciones, en el que para entrar en el interior de los bares es necesaria una PCR, no impidió que los vinos ourensanos hiciesen pleno. Tampoco lo hizo la lluvia que desde la hora del vermú hasta bien entrado el mediodía obligó a los hosteleros a readaptar sus terrazas. Sombrillas abiertas, PCR o certificado de vacunación en la puerta y que aproveche.

Precisamente los hosteleros acataron las normas pero no sin un espíritu común de resignación. “No somos policías” era la idea que tenían entre ceja y ceja cuando se les pedía que valorasen la situación. Así, mientras atendían a sus clientes tenían que pararse delante de la puerta cada vez que entraba un nuevo cliente.

Sólo hay una excepción: el acceso para aquellos que querían utilizar el servicio, vacunados o no, estaba totalmente permitido. No fue, sin embargo, sin suscitar dudas entre algunos clientes. Varios preguntaron casi atemorizados si podrían, por favor, pasar al baño.

Desde el bar O Frade en rúa dos Fornos, Quique Fidalgo señaló que la sensación es de “mucha incertidumbre porque si ya nos causa problemas muchas veces pedirle a la gente la utilización de mascarillas o que no fumen en la terraza, pedirle a la gente certificados, documentación ya es otro nivel. ¿Quién nos legitima a nosotros para pedir datos personales?”, se cuestiona.

“Queremos trabajar y vamos a hacer lo que haga falta siempre pese a la improvisación”, indica haciendo un gesto con la mano a modo “con el agua hasta el cuello”.

Bajo su punto de vista es “triste” que en una ciudad como Ourense, “donde el mayor atractivo para la gente resulta siendo la zona de vinos -dado que la cultura está totalmente descuidada- también se perjudique su parte hostelera”.

MEJOR DE VACACIONES

A Suso del París, como se le conoce en la ciudad, no le costó elegir fecha para irse de vacaciones este año: “Con tantas restricciones decidimos que era el mejor momento”, señala. Así, estos días se adaptará al checking de PCR o vacunación en la puerta pero con vistas a cerrar mientras dure. “Ayer fue un día suave en el interior, la gente va sobre todo a las terrazas. Donde sí se llenó, en cuanto quedaba una mesa vacía ya había más gente esperando”, señala.

Ante nuevas restricciones siempre aparecen nuevas formas de evadirlas, la picaresca llega a funcionar en un sector que está más que cansado de ejercer nuevos oficios: de camareros a policías e incluso un poco sanitarios. Los propios hosteleros señalaron que la gran mayoría de su clientela eran personas vacunadas, sin embargo, también hubo casos en los que los clientes se reenviaron las PCR, cambiaron el número de la tarjeta sanitaria y enseñaron el sms como si fuese suya. “Guardé en mis contactos a un amigo como ‘sergas’ y me mandó por sms una copia de su resultado negativo. Solo hubo que cambiar el número de identificación de la tarjeta, entré sin ningún problema”, explica uno de los no vacunados que trampearon su prueba.

Por otra parte, los hosteleros “rebeldes” se negaron a pedir pruebas movidos por el enfado. Simplemente se negaron a cumplir con la medida, “porque no tenemos personal suficiente para ello”, explicaron. Otros lo hicieron por no “importunar” a sus clientes, porque consideran que los estarían “discriminando”.

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