La Variante Norte de la ciudad de Ourense pasa del papel a la obra 30 años después

La abuela de las infraestructuras pendientes, que lleva casi 30 años en el cajón, ha comenzado la obra, pero justo cuando debería estar finalizando. Es el paradigma de los retrasos a los que se enfrenta una provincia como Ourense, tradicionalmente castigada a la hora de ejecutar infraestructuras.

El primer tramo de la Variante Norte entre Eirasvedras y Quintela, a su vez el punto de partida de la futura autovía A-56 entre Ourense y Lugo, comenzó los trabajos en junio de 2022 -aunque inauguró oficialmente en septiembre de ese año-. Los plazos indicaban que en 30 meses (dos años y medio) debería estar terminada, pero ha comenzado ahora, 28 meses después, con el 90% del plazo contractual vencido.

Múltiples problemas on el “desvío de servicios”, según reconoció el propio Ministerio de Transportes, y un posterior modificado del proyecto impidieron su comienzo dentro de lo estipulado. De hecho, el pasado mes de mayo, la secretaria General de Transporte Terrestre, Marta Serrano, decía que las obras estaban “suspendidas temporalmente”.

Esta carretera conecta el actual ramal de entrada de acceso a la A-52 pegado a la zona termal con la N-120 interurbana (hoy unidireccional), lo que permitirá dejar libre la actual entrada norte a la ciudad para crear el futuro bulevar termal. Las obras han provocado que se haya cortado la entrada esta semana a la zona termal en Outariz.

A lo largo del trazado que se ha empezado a construir y donde ya hay maquinaria trabajando se contemplan dos enlaces con sendas rotondas (el enlace de Eirasvedras y el enlace de Quintela), un tramo en el que la N-120 pasará a ser de doble sentido y no solo sentido Vigo; un viaducto sobre la N-120 y la línea ferroviaria Monforte de Lemos-Vigo, un puente sobre el río do Porto y dos pasos inferiores. El primer tramo de la variante norte ahora en obras discurre dejando a su derecha el esqueleto del frustrado Centro de interpretación de parques naturales, cuya titularidad de los terrenos recuperó el pasado 2 de octubre el Concello de Ourense de manos de la Xunta. Ahora, queda en manos de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil su demolición, permitiendo despejar la zona. Y es que toda esa zona en el margen derecho del Miño ve como el proyecto de circunvalación que empieza a ver la luz supone una oportunidad de oro para un cambio de fisionomía.

La Variante Norte lleva casi tres décadas y ha superado cuatro presidentes del Gobierno figurando en los presupuestos del Estado, pero ha dormitado años en los cajones del Ministerio de Fomento. La carretera apareció por primera vez en los Presupuestos del gobierno del PP de Aznar. El proyecto, de 1997, preveía 160 millones de pesetas para la obra, que estaría finalizada en 1999.

La obra ahora sí iniciada, que conecta el enlace de Eirasvedras de la A-52 con la N-120 en el punto kilométrico 573,8, a la altura del núcleo de Tarascón, -1,7 kilómetros de tramo-, tiene un presupuesto de 29,34 millones.

Esta variante (ronda o circunvalación) norte de la ciudad -clave para aliviar el tráfico en el casco urbano- permitirá liberar el actual ramal del acceso norte a la ciudad desde la A-52, desviando ese tráfico hacia la N-120 -hoy en sentido único a Vigo y que se reconvertirá en vía de doble sentido en el tramo urbano-.

Con el ramal liberado, el Concello de Ourense podría por fin sacar del baúl el proyecto histórico del bulevar termal paralelo al Miño, que sería una calzada de doble sentido, con tráfico pacificado y más accesible al peatón, áreas de aparcamiento y una mejora integral de los accesos a las instalaciones termales de la ribera del Miño.

Otro tramo pendiente

Queda por saber qué pasará con el segundo tramo de la Variante Norte, entre Quintela y A Casilla y que tendrá dos túneles para salvar el barrio de Eiroás dirección Cambeo.

El proyecto fue sometido a información pública el 28 de diciembre de 2023. Ahora está pendiente de aprobar definitivamente el proyecto y licitar la obra.