“Viajaba todos los días de Vigo a Allariz para trabajar hasta que logré un piso”

FALTA DE OFERTA DE ALQUILER

La falta de oferta dispara los costes y no hay pisos por debajo de los 600

Publicado: 09 ago 2025 - 06:45 Actualizado: 09 ago 2025 - 14:27

Alba Campos y Ana Proupín respectivamente
Alba Campos y Ana Proupín respectivamente

Alba Campos trabaja como integradora social en Allariz, aunque sus comienzos en este empleo no fueron fáciles, ya que tenía que pasarse todos los días laborales más de 200 kilómetros en la carretera. Durante más de tres meses estuvo yendo y viniendo de Vigo para trabajar debido a la escasez de pisos en la villa alaricana y el alto precio de la vivienda en Ourense.

“Finalmente conseguí una habitación aquí gracias a contactos, pero aún así considero que pago mucho para estar en una zona fuera de la ciudad”, asegura. Durante meses, buscó piso en Ourense, fundamentalmente a través de redes sociales, pero lo que finalmente encontró le sorprendió para mal. “Solo aparecían opciones para universitarios y eso, cuando quieres trabajar, te pone en una situación complicada, además el precio y el aspecto de los mismos me echaban muy para atrás”.

A pesar de esto, recorre frecuentemente los 23 kilómetros que separan la villa alaricana y la capital de provincia, ya que hace mucha vida en Ourense porque, confiesa, que la ciudad sí que le agrada. “Me gusta el río, las cosas que tiene y la noche, además la tengo a quince minutos de mi casa”, asegura. Sobre vivir sola en un futuro, ve un futuro muy poco prometedor. “Veo más viable volver a casa de mi madre que a vivir sin compañeros de piso, aunque trabaje”, sentencia.

“Tengo pensado mudarme y me ha sorprendido el coste de las viviendas”

Desde principios del mes de junio, Patricia Martín, originaria de Zamora, vive en Ourense. Es residente en el Complexo Hospitalario de Ourense y su proceso para encontrar piso en la ciudad fue complejo. “Al principio no encontraba ninguno que me convenciera, eran muy viejos, muy grandes, muy pequeños o estaban en zonas en las que me recomendaron no vivir”, explica.

Finalmente, gracias a unos amigos de sus padres, consiguió el piso en el que actualmente vive, donde confiesa que está “muy contenta”, aunque admite “haber tenido suerte”. Tiene planeado mudarse próximamente a una vivienda de mayor tamaño y admite que se ha visto sorprendida con el precio. “Pensé que los pisos iban a ser algo más baratos y que habría más oferta de vivienda”, reconoce.

Aun así, lo compara con otras ciudades donde ha vivido, como Madrid, y considera que son más que aceptables. Ella está muy feliz en la ciudad, de la que dice que “tiene mucho más ambiente de lo que esperaba”, y vive sola, al igual que muchos de sus compañeros en el hospital: “Es un esfuerzo económico, pero mis condiciones me lo permiten”, señala.

“Conseguí una plaza de trabajo en Ourense, pero me espantaron los precios”

Ana Proupín es una profesora de Vigo a la que le concedieron la plaza en Ourense durante el pasado mes de abril. Su idea era comenzar a vivir en la capital provincial durante el mes de septiembre, pero, debido al precio de la vivienda en la ciudad, finalmente eso jamás sucedió y tuvo que cambiar sus planes. “El incremento desde que vi pisos por primera vez hasta ahora es increíble”, señala.

A pesar de que su deseo era vivir sola, pronto lo dio por imposible porque por un piso de dos habitaciones le pedían 700 euros. Por ello, emprendió una búsqueda para intentar encontrar un piso compartido, pero apareció un problema con el que se encuentran muchos trabajadores: “Solamente uno de cada diez pisos no estaba vinculado a estudiantes”, explica.

Además, no está nada contenta con la calidad de las viviendas que vio. “Muchos parecían sacados de la Segunda Guerra Mundial”, ironiza. Con cierta pena, señala que realmente le hubiera gustado vivir una nueva vida en Ourense: “Me apetecía mucho, tiene el encanto de ser una ciudad más pequeña, pero realmente no ha sido posible”, confiesa.

Asimismo, señala que desde su experiencia, observa que los propietarios, en general, incrementan los precios contando con las ayudas al alquiler que pueden percibir los inquilinos, una decisión que ve fuera de lugar porque, más allá de la moralidad de esta acción, ella no conoce a nadie de su entorno que la esté recibiendo, aunque reúna las condiciones.

Firma: Brais Nogueira

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