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DE PASO POR OURENSE
Habla Žan Uršič, esloveno, peregrino y ser entusiasta de veintinueve años, tan pronto de un histórico sombrero cordobés, que del Cid Campeador cuando visitó Valencia. Tiene muchas ganas de compartir a su llegada a Ourense, al punto que, una colega que camina con él, le recuerda que hay que entrar a la recepción del albergue y descansar los pies, tras la etapa que termina. Es un barman que abandonó su empleo por un primer viaje por Vietnam en motocicleta. Un viejo entrenador de esquí alpino le sugirió que podía saltar de Hanói a Santiago, de aquí quiere irse al Gran Cañón, y tal vez después a Patagonia.
Pregunta.¡Cómo vives! ¿Te estás profesionalizando como viajante?
Respuesta.No quise estudiar en la universidad, no es para mí… no soy capaz de estudiar de esa manera, a pesar de venir de una familia de personas con alta formación, todos tienen éxito… viajar me permite estudiar a mi ritmo y de acuerdo a mis intereses.
P.¿Qué te está enseñando el camino?
R.Estoy conociendo a personas muy interesantes que desarrollan distintas formas de vivir su vida, por ejemplo un estadounidense de origen mexicano que está jubilado y que se dedica a cuidar las casas de familias adineradas mientras están de vacaciones, sus mascotas, sus plantas… y de esta forma reside en distintos lugares desde hace dieciséis años. Es un modo de vivir bohemio que encaja más conmigo, no es que le vaya a imitar, pero me inspira.
P.¿Cómo llevas la andadura?
R.Camino muy rápido, normalmente acabo las etapas enseguida a pesar de que me levanto tarde. Adelanto a la gente con la que coincido al punto que en una ocasión hice veinticinco kilómetros extra hasta la frontera con Portugal, en el tiempo que los demás hacían el tramo de Requejo-Lubián-A Gudiña. Quería desafiarme y me permitió hacer mi propio camino.
P.¿Quedarte tirado en la cama del albergue esperando a los demás no estaba en tu radar?
R.Soy más feliz en movimiento, experimentando, recibiendo estímulos… estar parado no es para mí.
P.¿Qué te está pareciendo la Vía de la Plata?
R.Es perfecta, no hay mucha gente, se crea una comunidad entre los que coincidimos y nos mantenemos en contacto vigilando unos por otros. También te permite caminar un día quince kilómetros y otro día cincuenta, a veces solo, a veces acompañado.
P.¿Tu peregrinación es religiosa?
R.Para mí, Dios está en la naturaleza del mar, en la gente con la que hablas, en la naturaleza… no tengo expectativas hacia el Apóstol como tampoco las tengo cuando viajo sin más, no quiero saber qué viene después, cuanto más esperas, más probabilidades tienes de decepcionarte. La no expectativa ha convertido este viaje en mágico, cuanto menos investigo más bonito es todo.
P.¿Qué llevas en la mochila?
R.Déjame hablarte de este sombrero… es muy especial porque es como el que llevaba Antonio Banderas en El Zorro, y además es típico de los jinetes cordobeses que montaban un tipo de caballo llamado lipizzano, una especie que cuando nace es negra, pero que cuando crece se vuelve blanco y que casualmente es de origen esloveno. Hay, por lo tanto, una conexión extraña entre mi país y España a través de este objeto.
Acompaña este chapeo a Žan Uršič desde su salida de Andalucía. “Me ha dado un nombre, los compañeros me llaman Black Hat cuando los adelanto”, confiesa un joven esloveno que busca hacer camino en la vida
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