Paul Auster o la reinvención del amor

Cuando la palabra “amor” asoma, eriza el pelaje el gato de la complejidad. Solo una mano maestra puede aquietar ese extrañamiento, dándole, a la palabra más maltratada de todas las literaturas, otra apariencia, otra dignidad. Rimbaud renegó de ella por melosa e insuficiente, y Rilke le aconsejó a su joven discípulo Kappus, que no escribiese deliberadamente sobre este tema, “para el cual se requiere una fuerza superior, allí donde abundan legados a menudo brillantes”.

Su triunfo es la serenidad de su protagonista, un escritor de 71 años, que viene de regreso desde muy lejanos caminos

Con su novela Baumgartner (Seix Barral, 2024), Paul Auster saltó con pértiga sobre el límite de esa manquedad. Lo hizo con esa delicada ironía que sólo poseen los ingenios excesivamente depurados, lejos de amaneramientos sentimentaloides o elocuencias desbordadas. Su triunfo es la serenidad de su protagonista, un escritor de 71 años, que viene de regreso desde muy lejanos caminos, un sobreviviente del amor y su vacío nefasto. Su marca, es la marca austeriana de siempre; la ramificación de un azar, que, a partir de hechos aparentemente triviales, va cimentando la autovía que lleva hacia esas grandes catástrofes, que, por imprevisibles, nunca vemos venir.

Una quemadura con un jarro que ardía en seco en la hornilla de un fogón, la noticia simultánea de un amigo de la familia que recién se ha cercenado dos dedos con una sierra eléctrica, y luego una aparatosa caída del propio Baumgartner desde la escalera que conduce al sótano, desencadenan una serie de evocaciones donde la ola del pasado golpea y trastoca el presente. De ese manto de iracunda espuma resurgen Anna, su esposa fallecida nueve años atrás, y las vivencias juveniles que le unieron a ella en el Nueva York de fines de los años 60. Se ilumina también, ante los ojos del lector, el esfuerzo paulatino del escritor viudo por organizar la papelería literaria inédita de su esposa, un auténtico talento novelístico que ha permanecido prácticamente desconocido ante los ojos el gran público. Este es el juego final de Auster con su propia biografía en clave simbólica, si tenemos en cuenta que la garra del cáncer lo arrebató en abril de 2024 del amor directo de sus lectores.

Baumgartner es la crónica de una personalidad que busca una reconciliación con los otros; es el testimonio de un amor auténtico que dota completamente de sentido un mundo y unas circunstancias completamente únicas. Tiene aquí el lector al más sabio y seductor Paul Auster, con una prosa que alcanzó durante su ejercicio final, en el misterio de la sencillez, su cota más alta.