Fiesta-jolgorio y un brindis por el Coronavirus

Sabemos que la distancia social, la higiene y el uso de mascarillas evita el contagio. Normas que parecen desconocer más allá de los Balcanes, a tenor de lo sucedido en los últimos días en el torneo benéfico organizado por el fabuloso tenista Novak Djokovic.

El 'Adria Tours' es una magnífica iniciativa para la reconciliación entre Serbia, Croacia y Bosnia a través del tenis. Un torneo con parada en cinco localidades de estos tres países, enfrentados hace varias décadas en una pavorosa guerra entre familiares.

Enhorabuena a Djokovic por liderar esta idea. Nada que objetar, salvo su imprudente desarrollo: pistas y actos abarrotados de público, deportistas sin las mínimas condiciones de seguridad y, para rematar, una 'fiesta-jolgorio' estilo Pachá Ibiza, donde algunos rindieron a mayor nivel que en la pista.

Resultado. Varios tenistas -entre ellos el propio Novak- sus esposas, entrenadores, preparadores físicos, espectadores y suponemos alguna señorita de compañía; positivos por covid-19 o en cuarentena. Torneo cancelado.

Un bochorno mundial que daña la imagen de la organización, los países y del tenista serbio. Su padre intentó exculparlo de forma torpe y poco elegante al centrar la acusación sobre el búlgaro Grigor Dimitrov. "Él introdujo el virus en el país y lo ocultó", afirmó el señor Srdjan, experto en pandemias.

Poco importa de donde proceda el virus, si quienes deben dar ejemplo se comportan peor que adolescentes y no guardan unas minimas precauciones. No aprendemos. Y estos errores causan muertos.

Niñas, antes que esclavas de la gimnasia

Diversos medios españoles han publicado el caso de una gimnasta rítmica llamada Olatz Rodríguez, quien abandonó la competión a los 17 años por anorexia. La propia adolescente, con una enorme madurez, ha explicado su caso. Su extremada autoexigencia y ambición por triunfar derivó en una obsesión por mantenerse delgada.

Su entrenadora, los médicos y psicólogos de la federación hicieron frente al problema y, con la autorización de sus padres, la ingresaron en el Hospital de León. Una decisión a tiempo que le ayudó a enfocar el problema y le permitirá recuperarse. Reconforta saber que hay progenitores y profesionales que priorizan la persona a la atleta.

No es así, ni fue ni será en todos los países. La gimnasia requiere un enorme sacrificio desde la niñez y sirvió, sirve, como escaparate internacional pero se cobra cientos de víctimas, entre las pocas que triunfan y las muchas que se pierden por el camino.

Escribió la extraordinaria gimnasta rumana Nadia Comaneci en sus memorias "si quieres alcanzar la luna no te quejes por el viaje". Los regímenes comunistas que dominaron la gimnasia en el siglo XX fueron despiadados. Los países que les imitaron, como Estados Unidos, emplearon el mismo sistema.

Lo cuentan las rumanas Maria Olaru, Iulia Moldovan o Adriana Giurca; la búlgara Bianka Panova, la rusa Elena Mukhina, las estadounidenses Mary Lou Retton y Betty Okino o Julissa Gómez. Palizas, insultos, entrenamientos inhumanos, dieta salvaje. En algunos casos, además con abusos sexuales.

Las chinas, ni hablan. Existen documentales espeluznantes sobre sus métodos. Las fábricas son guarderías, comparadas a los centros de gimnasia.

Algo más que fusionar dos clubes

La estructura del deporte ourensano. En muchas ocasiones escribí sobre ello, relacionado con el baloncesto. Se podría aplicar el mismo criterio en el fútbol. Autoridades, federación y clubes deben preguntarse y concretar en primer lugar cual es su objetivo: ¿Un club profesional en Segunda división? ¿Una cantera de alto rendimiento de jugadores ourensanos? ¿Una escuela para que todos los niños jueguen sin importar su nivel?

Una vez decidido el fin, debe crearse una estructura asumida por todos, permanente e inalterable a la política. Esa estructura, primordialmente de tipo piramidal, obliga a unirse o a colaborar estrechamente, no solo a nivel local sino también provincial, siendo el primer equipo y la última escuela de barrio igual de importantes. ¿El dinero público? Perfectamente justificable para las categorías de formación. El primer equipo debe financiarse con el dinero de la empresa privada ourensana y los socios. Las instituciones deben aquí facilitar los contactos y premiar a los inversores. ¿Utopía o realidad?

Ver o leer | Triste Comaneci

La escritora y música francesa Lola Lafon se crio entre Rumanía y Bulgaria, donde conoció en primera persona las dictaduras comunistas, sus resortes de poder y el trato a las mujeres. En 'La pequeña comunista que no sonreía nunca' esboza la vida de la célebre gimnasta Nadia Comaneci, heroína y a la vez esclava del régimen de Nicolás Ceaucescu y su psicópata hijo Nicu, con quien se le relacionó durante años. Lafon relata la urgente búsqueda de libertad de una atleta físicamente prodigiosa pero de mirada eternamente sombría.

‘La pequeña comunista...’, por Lola Lafon. (Anagrama) 288 págs.