Jonathan Cubides, desde Colombia abrazando las grandezas de Terrachán

LA NUEVA OURENSANÍA

De Santander, Colombia, llega Jonathan Cubides a Terrachán para morar, trabajar en sus tierras, y de paso repoblar el rural en Entrimo. Atrás una vida de amenazas, por delante la tranquilidad de la aldea.

La Nueva Ourensanía | Jonathan Cubides | Miriam Blanco

Vivía en la costa colombiana Jonathan Cubides Domínguez como emprededor. “Soy gemólogo, certificaba piedras normalmente desde la extracción, y además tenía hoteles que administraba yo directamente”, confiesa. “El ingreso no era muchísimo pero se vivía cómodo”, comenta. Amenazas de grupos armados de Colombia a toda su familia le hicieron tomar un vuelo a España y cambiar su suerte. “El Clan del golfo en la zona del mar, y con lo de las gemas la guerrilla”, concreta.

“Aguanté bastante el peligro, pero una vez se me atravesó en la vía gente armada y me tocó esquivar”, comenta Jonathan uno de los episodios que le hicieron decir hasta aquí, ya basta.

“Yo soy de Santander, una región al norte, pero desarrollaba mi vida y mi trabajo en Santa Marta, Coveñas, Cartagena…”, enumera.

La Nueva Ourensanía | Jonathan Cubides
La Nueva Ourensanía | Jonathan Cubides

Mafias de la inmigración

Explica Jonathan que entró como turista con la intención de solicitar asilo y establecerse. “Habíamos quedado con una personas de allá a la que pagamos para ayudarnos con la documentación”, arranca la historia. “Hasta el momento sólo habíamos salido a San Andrés Islas, y para venir a Europa no sólo era una cuestión de pasajes, sino de contratar un seguro… tener un plan”, aclara.

Explica Jonathan que ese contacto resultó ser una mafia. “Nunca apareció en la estación de tren donde supuestamente iba a recibirnos”, comenta. Ellos llama que te llama y de repente el tal señor al teléfono ya no contesta.

Reservó Jonathan cuatro días en un hotel para una estancia inicial, pues en teoría esta persona tenía un alquiler para él, su pareja y su hijo de diez años. Todo fraude porque nunca más se supo de este intemediario, suerte que en su caso traían dinero para unos cuantos meses. “Improvisando dimos con estos pueblitos, una persona de Terrachán nos habló de la zona”, comenta. Consiguieron con la ayuda del Ayuntamiento de Entrimo alquilar un apartamento y hacia este lado vinieron.

Se deja ver a menudo por el bar Plaza, en A Feira Vella, donde camuflado entre un grupo de paisanos le reconocimos por su acento. Corrían chupitos de hierbas de sobremesa entre los oriundos pero allí estaba Jonathan sin beber ni gota, mezclado entre las gentes del pueblo. “Me han recibido muy bien, estas aldeas son muy lindas, les falta turismo, gente”, opina Jonathan, que sabe de lo que se habla, el sector lo trabajó en otro lado del océano. “Los vecinos son muy cordiales, se han portado muy bien con nosotros”, reconoce. “Moito bom”, dice en ese portugués fronterizo típico de la zona, piensa Jonathan que es el gallego que impera.

Su meta es la tranquilidad que no tenía en su país, mejorar, rescatar a los suyos de una vida difícil del otro lado.

Amante del motocross, que practicaba en Colombia, aquí va a pie a todas partes, las motos y los coches se vendieron en la otra tierra.

“Me gusta mucho Ourense capital”, reconoce Jonathan que dentro de lo trágico pudo conocer la ciudad en esos cuatro días que andaban sin rumbo. Tiene este padre de familia una risa contagiosa que recuerda un poco a un personaje de dibujos. Con orgullo y humor convierte las desgracias en anécdotas jocosas.

“¡Muchos éxitos!”, como dicen en su país, a ver si pronto se le encauza la vida a Jonathan, por ahora no va mal en el rural, piso para su familia, colaboraciones que salen aquí y allá, y buena recepción de los vecinos do Xurés, magníficas sierras.

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