Feijóo, un gestor calmado para un país en llamas

EL PSOE, CONTRA LAS CUERDAS

Alberto Núñez Feijóo es la antítesis de un Pedro Sánchez cercado por la corrupción. Obsesionado con la gestión responsable, y exigente en la verdad y el servicio público, Feijóo se presenta como una alternativa más que razonable, avalada por su pasado.

Alberto Núñez Feijóo
Alberto Núñez Feijóo | La Región

Sereno, dialogante, responsable, y pragmático. La imagen de Alberto Núñez Feijóo bien podría representar la antítesis de lo que simboliza Pedro Sánchez. Convencido de su vocación de servicio público, obsesionado con la gestión responsable, y exigente en la rendición de cuentas y resultados en la administración pública de la misma manera en que estaría obligado a hacerlo si se dedicara a la dirección de corporaciones privadas.

Su carrera como gerente público se remonta a comienzos de los 90, cuando fue nombrado secretario general técnico de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Montes de la Xunta. Desde entonces ha ido ascendiendo en cargos de responsabilidad en organismos autonómicos y estatales. Llegó a la dirección general del Insalud en 1996, donde se ocupó de la reestructuración del organismo y asumió las competencias de coordinación, planificación y presupuestos del sistema sanitario público. En todas las responsabilidades públicas que asumió, antes de entrar de lleno en la política, cosechó valoraciones generales positivas, logró avances objetivos, y se ganó un prestigio que resultó crucial para sus posteriores responsabilidades.

Feijóo ya lo logró en Galicia, con un reconocimiento unánime en el resto de España. Es el momento y la oportunidad

En el Insalud introdujo incentivos económicos por productividad y autonomía de gestión para hospitales e incluso personal no sanitario, y apostó por nuevas estructuras como fundaciones públicas que reinvertían ahorros en los propios centros, permitiendo mayor eficiencia sin privatización.

Una de sus etapas más recordadas como gestor comenzó en el año 2000, cuando fue nombrado Consejero-Director General de Correos y Telégrafos y puso en marcha un proceso de modernización y apertura del servicio postal, en medio de turbulentos cambios en el sector. En Correos supo liderar con eficacia una transformación hacia la paquetería y el comercio electrónico, adelantándose a las demandas que la fuerza de la digitalización estaba implantando en todos los servicios de mensajería. En el aspecto económico, logró un superávit importante después de años de pérdidas en Correos; por establecer una comparativa, en los siete años de Gobierno de Pedro Sánchez, Correos ha presentado pérdidas muy significativas en seis de ellos, con excepción de 2019 cuando arrojó muy discretos beneficios.

Hoy, cuando el Gobierno de Sánchez mantiene al país en vilo, con incendios, crisis y escándalos en todos los rincones y ministerios, Feijóo se presenta como una alternativa más que razonable

A partir de 2003, con su entrada en la Xunta como conselleiro de Política Territorial, Obras Públicas y Vivienda, su perfil de gestor se ensanchó al emerger también el político que estaba destinado a ser. Allí se afanó en la modernización de la red de carreteras, e impulsó planes de desarrollo territorial para vertebrar zonas rurales con mejoras de accesibilidad.

Ya como vicepresidente de la Xunta, a partir de 2004, promovió la eficacia de la administración, consiguiendo avances en materia de simplificación administrativa. En la última etapa de la Xunta de Manuel Fraga, Feijóo logró mantener un diálogo constante con colectivos sociales y empresariales, lo que le permitió forjarse una imagen de político dialogante y conciliador incluso en sectores tradicionalmente combativos con el PP.

Aunque la crisis del Prestige ocurrió antes de su entrada en la Xunta, tuvo que liderar durante 2003 y 2004 acciones de recuperación de las infraestructuras costeras y afinar su perfil político al defender el papel de la Xunta en las labores de reconstrucción, lo que terminó de señalarle como líder natural del PPdeG de cara a la inminente sucesión de Fraga.

Con idéntico sentido de la responsabilidad y con la experiencia acumulada asumió la presidencia de la Xunta, con logros electorales y de gestión de sobra conocidos, que terminaron de perfilarlo como candidato a liderar el PP. Sin embargo, fruto de su espíritu prudente–no le caracteriza una ambición personal-, cedió el protagonismo a otros hasta que su propio partido lo llamó a filas para resolver la crisis posterior al liderazgo de Pablo Casado.

La alternativa

Hoy, cuando el Gobierno de Sánchez mantiene al país en vilo, con incendios, crisis y escándalos en todos los rincones y ministerios, Feijóo se presenta como una alternativa más que razonable, avalada por su propio pasado, para devolver a la gestión pública la vocación de servicio, para reinstaurar la gestión responsable y transparente, reactivar la economía y la innovación, y el papel de una presidencia serena y no sectaria, capaz de unir a los ciudadanos detrás de unos mismos objetivos tras los años convulsos del sanchismo. Feijóo ya lo logró en Galicia, con un reconocimiento unánime en el resto de España. Es el momento y la oportunidad de que Alberto Núñez Feijóo demuestre que lo suyo no es hacer oposición sino gobernar el país.

Contenido patrocinado

stats