Alfonso Borrego en el Foro La Región: “En EEUU se enseña que los españoles fueron los peores”

LEYENDA NEGRA

El descendiente del apache Gerónimo y el antropólogo Jorge Carrera desmitificaron la leyenda negra española

Publicado: 10 oct 2025 - 12:01 Actualizado: 10 oct 2025 - 18:22

Carlos Sixirei, presentador del Foro, y los ponentes, Alfonso Borrego y Jorge Carrera.
Carlos Sixirei, presentador del Foro, y los ponentes, Alfonso Borrego y Jorge Carrera. | Martiño Pinal

El Foro La Región se convirtió ayer en un espacio de revisión crítica de la historia de la frontera norte de la Nueva España. El descendiente directo del apache Gerónimo, Alfonso Borrego, y el antropólogo Jorge Carrera desmontaron las narrativas dominantes sobre la colonización, el Camino Real de Tierra Adentro y el papel de España en la historia. Si Carrera contextualizó el proceso histórico y cultural del septentrión, Borrego desafió los mitos fundacionales, especialmente aquellos arraigados en la educación de Estados Unidos y México.

Borrego y Carrera fueron presentados por Carlos Sixirei, doctor en Historia de América por la Universidad Complutense de Madrid. El primero en tomar la palabra fue Jorge Carrera, quien analizó la complejidad histórica y cultural del norte de México, específicamente el Estado de Chihuahua. Su análisis se centró en cómo esta “vasta y desértica” zona del septentrión novohispano fue moldeada por el mestizaje, la explotación minera y un singular proceso de conversión religiosa.

El gran motor de la colonización fue, sin duda, la plata. Carrera explicó que el concepto europeo de “sociedad mercantil, una sociedad muy avanzada en su concepto de propiedad privada” irrumpió en América, y que la perspectiva de la explotación minera constituyó “el gran detonante de la búsqueda de las exploraciones y posteriormente del asentamiento poblacional hacia el norte de la nueva España”. Los yacimientos de plata, a menudo “prácticamente a flor de tierra” , provocaron un rápido flujo de lingotes hacia Europa.

Proceso de conversión

El proceso de control de la población se articuló a través de los pueblos de misión, donde la estrategia fue el mandato a hispanos y jesuitas para concentrar a los grupos originarios. Carrera abordó el proceso de “conquista espiritual” desde varias aristas, señalando que “habrá quien diga que la encomienda desde la fe cristiana era lograr la conversión, desde la perspectiva contraria se le puede ver como una imposición cultural”. El resultado, tras décadas de proceso, fue un catolicismo en muchos casos con “interpretaciones propias”, señaló el ponente.

Desmitificando

Alfonso Borrego, con una perspectiva arraigada en la frontera de El Paso, Texas, y su pueblo de San Elizario, inició su intervención con una contundente advertencia sobre la historia: “No porque esté escrito, no porque esté publicado, no porque nos lo dijo un profesor, es la verdad”. Para Borrego, la aceptación de la narrativa histórica, especialmente en temas de conquista y colonización, constituye uno de los problemas más grandes de la sociedad, un proceso que él califica de adoctrinamiento: “En Estados Unidos y México se educa a los niños la doctrina de que los españoles fueron los malos”, apuntó.

El experto en el Camino Real desafió la conocida Leyenda Negra que demoniza a España en el Nuevo Mundo, señalando que tanto en Estados Unidos como en México se enseña la misma versión: que “los españoles son los peores de los peores, robaron todo, mataron a todos los idios y se fueron”. Una afirmación que, tras preguntar a numerosos hispanos, todos le confirmaron haber aprendido en la escuela. Borrego cuestionó esta visión, preguntándose, como nativo americano, por qué aún existen tantos grupos indígenas si todos fueron supuestamente aniquilados.

También atacó los mitos económicos de la conquista. Al debatir el robo de plata, preguntó quién la estaba explotando antes de la llegada de los españoles, concluyendo que “¡Nadie!” lo hacía. Argumentó que lo que los españoles realmente dejaron tras de sí no fue un vacío, sino “las minas listas para explotar”.

Borrego entrelazó su análisis histórico con experiencias de vida en la frontera. Compartió recuerdos de la década de los sesenta, como ser reprendido por hablar español en clase o cómo su propia madre, por protección, le prohibía llevar burritos al colegio, exigiéndole un sándwich, por miedo a que la maestra lo discriminara y lo viera como “baja clase” por parecer mexicano.

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