Josep Borrell: “A Europa le falta voluntad política y eso no se vende en los mercados”

FORO LA REGIÓN

El presidente del Cidob y ex alto representante de la UE para la política exterior y de seguridad, Josep Borrell tendrá una cita este jueves con El Foro La Región

Josep Borrell, protagonista del próximo Foro La Región.
Josep Borrell, protagonista del próximo Foro La Región.

El ex jefe de la diplomacia europea, y dos veces ministro (Obras Públicas y Exteriores), Josep Borrell será el protagonista este jueves de una nueva edición de Foro La Región, para analizar, entre otros asuntos, el nuevo tablero mundial, el desconcierto de Europa, y los conflictos internacionales existentes.

Pregunta.El título de su ponencia habla de la integración europea en este mundo multipolar. Trump, Putin, Netanyahu, Xi Jinping... ¿Es el mundo actual demasiado duro e imprevisible para la diplomacia europea?

Respuesta.Es un mundo imprevisible para todos. El gran sujeto imprevisible de la política mundial es Trump. Lo es con respecto a Ucrania, con respecto a Oriente Medio y con respecto a China. Lo vemos con sus palabras, un día dice que va a imponer unos aranceles terribles y al siguiente dice que va a llegar un acuerdo. La imprevisibilidad forma parte de su carácter y de su forma de proceder. En este contexto, el principal problema de Europa es que su política exterior tiene que decidirse por unanimidad de todos los Estados y, sobre casi todo, existen posiciones diferentes que hacen que la voz europea sea inaudible porque no tiene una posición concreta que defender.

P.Se le conoce por su franqueza, que a veces le ha generado críticas. ¿Cree que a la diplomacia europea actual le sobra “lengua de madera” y le falta la claridad con la que usted habla?

R.Hay momentos en los que hay que utilizar un lenguaje diplomático, como por ejemplo ha hecho España esta semana para mejorar su relación con México, y otros momentos en los que hay que decir alto y claro las cosas como son, como también ha hecho España con respecto al genocidio que está teniendo lugar en Gaza. A veces hay que llamar al pan, pan y al vino, vino.

P.Europa lleva tiempo paralizada, sin saber muy bien cuál debe ser su papel en el mundo. Personas que ocuparon altos cargos, como Draghi o usted mismo, están pidiendo un paso al frente para evitar el colapso de la UE. ¿Qué es lo más urgente para no quedarse rezagada en el tablero mundial?

R.Lo primero es evitar los tremendismos. A veces se dice “estamos en guerra” y no es cierto, le aseguro que si estuviéramos en guerra nos habríamos enterado. Algunos que sí están en guerra, como Ucrania, les queremos ayudar o quisiéramos evitar masacres como la de Gaza, pero nuestras divisiones nos lo dificultan. Desde el punto de vista tecnológico, y en consecuencia económico, es cierto que Europa tiene un retraso importante con respecto a China y Estados Unidos, pero también tenemos los medios y las capacidades para superarlos. Lo que nos falta es voluntad política, y eso es algo no se vende en los mercados.

P.Se habla de un pilar europeo dentro de la OTAN. ¿Estamos en el preludio del nacimiento de un verdadero ejército europeo o son solo respuestas reactivas para frenar la amenaza rusa?

R.Hablar de un ejército europeo, en singular y con mayúscula, es una forma de simplificar un problema complejo, porque la creación de un ejército único para todos los países de la Unión Europea no es algo que podamos hacer de hoy para mañana. Siendo menos ambiciosos y más concretos, tendríamos que hacer que los ejércitos europeos fuesen capaces de operar juntos en la paz y en la guerra si llegara el caso. Es un planteamiento más modesto, pero tampoco es fácil, porque los ejércitos son la última expresión de soberanía y los Estados miembros se resisten a perder soberanía.

P.Esta misma semana, Israel ha perpetrado la mayor masacre en Gaza desde el alto el fuego. ¿Por qué se está vendiendo al mundo un acuerdo de paz cuando se siguen sucediendo los ataques?

R.Yo albergaba poca o ninguna esperanza en que Netanyahu respetara ese acuerdo, que no es de paz, sino de alto el fuego, como tampoco respetó los dos anteriores. Netanyahu tiene dentro de su gobierno a unos ministros radicales ultraortodoxos que le exigen que la guerra continúe. Trump no hablaba de alto el fuego, sino, en su visión grandilocuente de sí mismo y de la historia, de una “paz eterna” que ponía fin a un conflicto de 3.000 años y otras lindezas. Nunca fue un acuerdo de paz. Pero por algún lado había que empezar para frenar la masacre. La esperanza en que fuera el comienzo del fin del conflicto está viendo frustrada, como era de temer.

P.Usted ha llegado a decir alguna vez que Europa ha perdido el alma en Gaza. ¿Es posible recuperarla?

R.Es una forma de hablar, pero va a ser muy difícil recuperarla, porque nadie va a escuchar a un dirigente europeo cuando vaya por el mundo predicando el respeto a los derechos humanos. Estamos en una posición muy vulnerable porque no hemos actuado de acuerdo con los valores qué pregonamos tener. Países como Alemania han actuado de acuerdo con su llamada “razón de estado”, que viene a decir “Israel puede hacer lo que quiera porque como nosotros matamos muchos judíos, ahora no podemos ponerle peros”. El problema es que se descargan las culpas históricas sobre la espalda de los que no tenían nada que ver. Los palestinos no mataron a los judíos. La gran contradicción es decir que en nombre de la redención de las culpas pasadas, permitimos comportamientos que pagan otros. La doble vara de medir que hemos mostrado con respecto a Putin y Netanyahu es tan evidente que no merece la pena ni discutirla.

P. La guerra en Oriente Medio quizás nos ha hecho desviar la mirada de lo que está pasando en Ucrania. Usted defiende que Trump y Putin sellaron el destino de la guerra en su reunión en Alaska. ¿El futuro de Ucrania está ya solo en manos de Europa?

R.No, no está solo en manos de Europa. La ayuda militar americana sigue llegando, solo que esta vez no es gratis. Ya no son donaciones, son ventas. Pero de momento algunas de las capacidades militares críticas que Estados Unidos ha puesto en la defensa de Ucrania siguen allí y ojalá lo sea por mucho tiempo porque los europeos tenemos difícil sustituirlas.

P.La alianza de la UE con EEUU vive horas bajas. ¿Qué relación cree usted que debería tener la Unión Europea con China en este nuevo escenario?

R.En Europa hay quien que cree que tenemos que hacer lo que nos digan los Estados Unidos, que hay que actuar con un seguidismo ciego en nombre de la relación transatlántica. Yo creo que tenemos muchos intereses diferentes y a la vista de cómo se comportan los Estados Unidos de Trump, ya también tenemos valores diferentes. De hecho, lo que llamábamos el Oeste, “The West”, ya no existe como una unidad ideológica y, por lo tanto, nosotros tenemos que labrar nuestra propia relación con China atendiendo a nuestros intereses sin esperar a lo que nos dicten los Estados Unidos. Algunos Estados europeos no comparten esta visión, pero España creo que es un buen ejemplo de una política pragmática que trata de defender una posición propia sin pedir permiso a Washington.

P.Mirando a cinco años vista, ¿cuál es el mayor riesgo para el proyecto europeo: una amenaza externa como Rusia, el desapego de Trump o la desunión interna y el auge de los populismos?

R.La más grave, inminente, y preocupante es el incremento de la extrema derecha que no cree en el proyecto europeo. La Unión Europea nació para construir la paz e intentar superar las divisiones entre Estados y si los populismos de extrema derecha, que ya rondan el 30%, siguen en auge, y ganasen en Francia y Alemania, se acabó la UE.

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