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Los gallegos gastan más en pan

Somos los que más gastamos en pan de toda España, llegando a invertir 900 euros al año. El gasto familiar de pan es superior a la media. Es uno de los productos más consumidos, una heladería ourensana ha elaborado helado de pan de maíz.

Panadería A boa migalla, en Cea, donde elaboran diferentes tipos de pan, empanadas y repostería.
Panadería A boa migalla, en Cea, donde elaboran diferentes tipos de pan, empanadas y repostería. | Lucía Otero

Pan centeno, integral, de masa madre, multicereales, de Cea, el Gallego, barra o chapata, son algunas de las más de 300 variedades de pan que existen actualmente en España. Galicia es una de las comunidades autónomas que mejor conoce este producto. Por una parte, porque cuenta con dos panes con Índice Geográfico Protegido, el Gallego, que se caracteriza por tener forma de bolo y estar rematado con un moño o rosca, por su corteza crujiente, miga oscura y por su sabor intenso con notas de acidez. Y el pan de Cea, particular de San Cristovo de Cea y con una miga esponjosa y una corteza consistente. Por otro lado, porque los gallegos son los que más dinero invierten en pan de todo el país, concretamente cerca de 900 euros al año, que supone un 15% del total de la cesta de la compra. “Nosotros vendemos más barras, podemos llegar a las 1.600 unidades en invierno y hasta 1.100 en verano. Se vende mayoritariamente pan de 300 gramos como máximo, antes se vendía de más de medio kilogramo, pero el hábito de consumo cambió”, aseguran desde la panadería Pan do Luis, en Coles.

Proceso de la elaboración del pan
Proceso de la elaboración del pan | Lucía Otero

La elaboración de este último pan pasa por diferentes fases, una de las panaderías en las que se realiza esta elaboración es en Aboamigalla, en Cea. En primer lugar, se lleva a cabo un proceso de amasado, para posteriormente dejar la masa en reposo. Después, se divide la masa manualmente en porciones de entre 1,5 y 0,75 kilogramos. Una vez partido, se procede al reamasado para luego introducir la masa en el horno, que se coloca extendida en la pala, durante dos horas. Además, se realiza un corte transversal en la parte superior de cada pieza en el centro. Una vez sacadas del horno, se deben enfriar las piezas mínimo una hora, en estanterías de madera.

El consumo de pan se ha ido modificando con los años, las familias son menos miembros, por lo que se compran piezas de menor tamaño. “Vendemos variedad, pero piezas pequeñas. Al ser menos gente, se vende más los fines de semana”, afirman desde la panadería artesanal San Diego, en Amoeiro.

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