Nómadas digitales de todo el mundo se mudan al rural gallego

EMPRENDEDORES

Espacios de coworking ubicados en aldeas como iSlow, Growth Coliving, Anceu o Sende ofrecen un entorno idílico y compañia multicultural a profesionales que buscan romper con el estrés de las grandes ciudades

Publicado: 29 dic 2024 - 08:34 Actualizado: 29 dic 2024 - 09:31

Inmediaciones de Anceu Coliving, ubicado en el municipio pontevedrés de Pontecaldelas. | Foto: Google Maps
Inmediaciones de Anceu Coliving, ubicado en el municipio pontevedrés de Pontecaldelas. | Foto: Google Maps

Los colivings rurales son espacios de convivencia y trabajo compartido situados en áreas rurales que combinan alojamiento, infraestructuras modernas y una comunidad colaborativa. Este modelo integra el concepto de coworking con una experiencia residencial, promoviendo un estilo de vida flexible y conectado con la naturaleza. Este modelo de convivencia, en el que los residentes son llamados colivers, gana popularidad en España y en Galicia ya hay varios ejemplos de éxito, como Anceu, Growth Coliving, Sende o iSlow, entre otros.

El funcionamiento es sencillo. Todos ellos cuentan con una página web moderna y accesible, con versión en español e inglés. Pero el fuerte son las redes sociales, especialmente Instagram, donde los Colivings tienen la oportunidad de mostrar este modo de vida y atraer a nuevos clientes. Esta es la clave del éxito internacional de estos alojamientos especiales que reciben trabajadores no solo de España o Europa, sino también del sureste asiático o América.

Los interesados en ser colivers deben ponerse en contacto con la organización y adaptarse a la normativa. Algunos de los colivings cierran algunos meses del año o exigen una estancia mínima de un mes.

Talento digital, fundamentalmente

En términos generales, los residentes son fundamentalmente nómadas digitales, como programadores informáticos o diseñadores gráficos, con trabajos en remoto. Pero también hay ejemplos de trabajos creativos, como fotógrafos o escritores. Una vez en el coliving, todos ellos comparten espacios comunes como cocinas, salas de estar, oficinas y zonas de ocio, al mismo tiempo que tienen acceso a habitaciones privadas. Esto fomenta la interacción social, el intercambio de ideas y la colaboración profesional en un entorno relajado y productivo.

Los colivings rurales se presentan como una solución para el equilibrio entre trabajo y vida personal, alejándose de las dinámicas urbanas, mientras aprovechan las ventajas tecnológicas y la tranquilidad del ámbito rural. Además, impulsan el desarrollo de las economías locales al atraer talento y revitalizar comunidades locales. Este modelo responde a tendencias globales como el trabajo remoto y el deseo creciente de estilos de vida más sostenibles y conectados con el entorno natural.

Anceu, en Pontecaldelas

El coliving Anceu, ubicado en Galicia, España, es un proyecto que combina teletrabajo, convivencia y conexión con el entorno rural. Fundado en 2019 por Agustín Jamardo, un desarrollador de software gallego que descubrió el concepto de coliving mientras teletrabajaba en diferentes partes del mundo. Este espacio busca revitalizar el rural gallego, atrayendo a personas de todo el mundo a experimentar la vida en comunidad y trabajar desde un entorno no turístico.

Los orígenes del proyecto están vinculados a la idea de ofrecer una alternativa para quienes desean una vida más tranquila y productiva en un entorno natural. Inspirado por otros colivings como Sende y por la creciente atención a la “España vaciada” Agustín encontró la propiedad en 2019, poco antes de la pandemia y firmaron la compra en febrero de 2020 “sin saber todo lo que se venía encima”, explica Agustín. “Me confiné aquí con uno de mis hermanos y con una pareja de amigos, y aquí pasamos por el confinamiento”, detalla el fundador. Y nunca volvió a Madrid. El fundador Anceu explica que muchas veces un trabajador elige la ciudad “porque está el teatro, los museos…” pero cree que “me estaba mintiendo a mí mismo”. Por ello, se realizan actividades en las que se lleva nueva cultura al pueblo, como una ocasión en la que organizó una residencia de arte, con una chica irlandesa que pintó varios cuadros. “Abrimos un camino en el monte y los colamos allí, con un QR que cuentan una historia sobre Galicia, y es como un museo”, detalla Agustín.

El coliving ofrece alojamiento, espacios de coworking, áreas comunes como cocinas compartidas y salas de relajación o piscina, además de actividades grupales organizadas regularmente. Más allá de sus instalaciones, lo que lo diferencia es el sentido de comunidad y la autenticidad de la experiencia, que busca reflejar la vida rural gallega. Los residentes colaboran en actividades diarias, como cocinar en grupos, y participan en proyectos locales.

Las cenas están organizadas para que todos los colivers colaboren. Cada semana, los domingos, se forman grupos de tres personas que se encargan de cocinar y limpiar en una noche específica durante la semana. Esto significa que cada residente tiene la responsabilidad de participar activamente en la preparación de una cena aproximadamente una vez a la semana, dependiendo del tamaño del grupo. Todas las noches, los residentes cenan juntos, y la preparación y limpieza de la cena se organizan por estos equipos. El equipo encargado de la cena tiene acceso a una guía de recetas establecida, con un enfoque en la cocina vegetariana y saludable. La elección del menú busca ser inclusiva, considerando las dietas de los residentes, y evita alimentos repetitivos o poco nutritivos, evitando así comer pasta o arroz a diario, para garantizar una alimentación equilibrada. El objetivo es ofrecer comidas nutritivas y deliciosas, fomentando además la creatividad culinaria de los participantes.

En los días en que no están cocinando, los residentes disfrutan de las cenas como si estuvieran en un restaurante, sin preocuparse por la logística de preparación o limpieza. El sistema de cenas también incluye un componente de aprendizaje y convivencia. Los residentes pueden compartir técnicas, recetas y tradiciones culinarias, creando una experiencia enriquecedora y única. Este modelo no solo asegura que las comidas estén bien organizadas, sino que también refuerza los lazos entre los residentes, convirtiendo las cenas en un momento especial del día para socializar, relajarse y compartir historias.

La casa de Anceu tiene capacidad para unas 20 personas, con estancias mínimas de un mes para garantizar una experiencia más inmersiva. Este modelo permite crear relaciones más profundas entre los residentes y evitar la dinámica de hotel (tener que conocer a personas nuevas todos los días) promoviendo además un estilo de vida colaborativo. Los perfiles profesionales de los residentes varían, aunque predominan programadores, diseñadores y creativos, con una mezcla de nacionales e internacionales. La mayoría de los colivers proceden de otros puntos de España, Bélgica, Alemania, Países Bajos y, en menor medida, EE.UU. y Corea.

Ligada a Anceu está iniciativa “Rural Hackers”, una ONG donde “ejecutamos los proyectos europeos”. “Nosotros lo definimos como un movimiento, todo lo que hacemos es de código abierto”, explica el fundador.

Para Agustín, uno de los mayores logros de Anceu ha sido atraer a personas que no solo visitan el lugar, sino que deciden mudarse de forma permanente a la zona, revitalizando el área rural. “Al tercer año de crear Anceu Coliving, un compañero se mudó, algo que pensé que a lo mejor iba a tardar 10 años en suceder”, detalla el fundador. Y no es el único, Agustín cuenta que “una pareja de Rumanía y Alemania, tras haber venido cada año un par de veces, se acaban de comprar una finca para construirse una casa”, pero también una compalera de Ibiza “que se acaba de comprar una finca para restaurar unas ruinas”. Para el fundador, este sentimiento es un valor “intangible, muy grande”.

Los meses con mayor demanda, julio-agosto, tienen lista de espera, aunque Agustín y su pareja África están trabajando en un nuevo modelo para el próximo año con el que desestacionalizar la demanda.

Growth Coliving, en Crecente

Growth Coliving nace 27 junio de 2023 para conectar a nómadas digitales y “combatir la soledad que acompaña al teletrabajador, rodeados de naturaleza”, explica la directora Lizbey. “Yo viví en Italia trabajando para empresas de España, es un estrés tremendo estar en casa, desde las 9 de la mañana a las siete de la tarde, después no salía porque estaba oscuro, aquí tienes la oportiunidad de conocer otras personas, cenas comunitarias…”, explica la directora de Growth Coliving.

Este espacio residencial dispone de 10 habitaciones privadas, cada una equipada con baño propio y cama de matrimonio, garantizando comodidad y privacidad para sus huéspedes. Las tarifas incluyen un desayuno ligero con café, té, leche, fruta, dulces, mermelada, mantequilla, zumos, avena y cereales. Los residentes tienen acceso a diversas áreas comunes, como espacios de coworking, cocina compartida, terrazas, piscina, jardines y una sala de meditación. Además, se ofrece un servicio semanal de cambio de toallas y sábanas.

“Ofrecemos caminatas en las que uno empieza hablando, vas creando amistades, y la gente se marcha pero continúa la comunicación entre ellos, y muchos regresan”, apunta Lizbey. A mayores, organizan juegos y actividades. Aunque, al ser como una casa, cada uno aporta al resto. Así, en una ocasión “había una compañera que hacía yoga” y muchos de los colivers se apuntaron siendo su primera vez. “Después trabajamos más relajados”, asegura Lizbey. En otra ocasión tuvieron entre los colivers a una nutricionista, “y compartió con nosotros consejos para llevar un estilo de vida más saludable”, añade la directora del coliving. “De esta forma nos integramos y colaboramos entre nosotros, que en los proyectos, dándonos ideas”, resume.

En la casa, como máximo, puede haber sobre 14 personas. “Se crea una atmósfera más alegre”, apunta Lizbey. Entre sus perfiles profesionales, informáticos, diseñadores gráficos, fotógrafos, jugadores de videojuegos… “En una ocasión vino una escritora que estaba bloqueada, le encantó lo que vivió y volivó a escribir, u otra que trabajaba en un procyecto relacionado con el Camino de Santiago, al principio decía que no sabía y a los pocos días ya tenía las respuestas”, explica la directora del coliving.

Sende, en Senderiz

Sende es un espacio de coworking y coliving rural situado en Senderiz, una aldea de Ourense, cerca de la frontera con Portugal. Fundado por Edo y María, Sende se ha consolidado como uno de los colivings rurales de referencia, atrayendo a más de 4.000 personas de más de 60 países. El espacio se compone de casas de montaña adaptadas con oficinas y jardines, ofreciendo un entorno propicio para que profesionales, creativos y nómadas digitales desarrollen sus proyectos mientras disfrutan de la compañía de trabajadores con gustos similares.

Ubicado en una aldea de solo 20 habitantes, Sende proporciona una atmósfera tranquila y productiva, complementada con comida casera y un ambiente de apoyo comunitario. Además de los espacios de trabajo, Sende organiza diversos eventos que utilizan el coliving como herramienta para trabajar en la transformación de conflictos, promover eventos culturales y fomentar el emprendimiento social. “La ubicación es ideal para actividades al aire libre como senderismo, ciclismo y natación en piscinas naturales, permitiendo a los residentes equilibrar su trabajo con un estilo de vida saludable y en contacto con la naturaleza”, apuntan desde la empresa.

iSlow, en O Piñeiro

iSlow Coliving es un espacio de coliving y coworking situado en O Piñeiro, Laxe, en la región de A Costa da Morte, en una casa de piedra originaria de 1915, y que perteneció al bisabuelo de los fundadores. Este entorno natural de gran belleza ofrece a profesionales digitales y emprendedores un lugar para vivir y trabajar en un ambiente que promueve la “cultura slow”. Así, fomentan la “slow life”, “una vida sin prisas enfocada y aportando calidad a los tiempos productivos y de ocio”, explican en la empresa. También la “slow food”, “dejando a un lado las prisas, apostando por lo local, lo ecológico y lo saludable”, añaden desde el coliving.

El espacio cuenta con áreas de trabajo tanto interiores como exteriores, habitaciones privadas, zonas comunes como cocina y jardín, y una huerta comunitaria. iSlow se enfoca en crear una comunidad que valore la vida en comunidad y las tradiciones, conectando este lugar con el resto del mundo. Además, iSlow organiza experiencias como “Workations”, incluyendo actividades como el “Camiño dos Faros – Walk & Work 2025”, que combinan trabajo y exploración de la región. La ubicación en A Costa da Morte ofrece una riqueza en historia, tradiciones, cultura, gastronomía y naturaleza, “proporcionando un entorno ideal para quienes buscan paz y una conexión más profunda con el entorno natural”, detallan desde la empresa.

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